No toda la producción de conocimiento está en la universidad y el feminismo necesita también nutrirse de los saberes que se gestan en las comunidades, la calle y en aquellas localidades fuera de los principales centros de poder. De acuerdo con dos académicas feministas, las luchas en favor de los derechos de las mujeres y otros grupos necesitan integrar estrategias de educación popular que legitimen diversos saberes y experiencias.
Para la antropóloga chiapaneca Marisa Ruiz Trejo, es necesario romper con aquellas prácticas en las cuales personas de la academia creen tener todas las respuestas a los problemas de las comunidades. Esta actitud de pedantería intelectual lleva, en ocasiones, a investigadoras e investigadores a imponer su criterio sin tomar en consideración ni validar las aportaciones que hacen las mujeres fuera de los círculos académicos.
“Mucho de lo que se enseña fuera de las escuelas y las universidades también es conocimiento. Es un conocimiento que, además de útil, es muy importante para la reproducción de la vida que es lo que más nos debería de importar, la gestión del agua, la gestión de los alimentos, como dice Gladys Tzul Tzul. Incluso, la gestión de la fiesta, todo eso que forma parte de la organización comunitaria es algo que deberíamos aprender. Sin embargo, es algo que no se enseña”, expresó Ruiz Trejo en entrevista con Todas.
Ha sido el trabajo con comunidades indígenas, en América Central, lo que ha aportado a que Ruiz Trejo y otras colegas feministas valoren las contribuciones y saberes de mujeres con diversos trasfondos y competencias. Partiendo de esas experiencias, la también profesora del Instituto de Estudios Indígenas de la Universidad Autónoma de Chiapas invitó a otras académicas a descolonizar su trabajo y reconocer que las perspectivas feministas publicadas por intelectuales europeas y anglosajonas no deben ser los únicos referentes válidos en las luchas emancipadoras. Ruiz Trejo es, además, parte de Pluriversidades, una iniciativa feminista fuera de la universidad tradicional.
“El feminismo también ha sido muy colonizador y eso creo que también nos remite a que durante mucho tiempo las feministas han intentado hacer intervención dentro de las comunidades más vulnerables, pobres. Hay muchos investigadores que quieren hacer intervención de lo que consideran que tiene que ser el mundo en las comunidades y creo que son quienes primero tienen que hacerse una intervención para reducir sus lógicas heteropatriarcales, sexistas, racistas”, manifestó Ruiz Trejo.
Con los planteamientos de la antropóloga, residente de Chiapas, coincidió la especialista en temas de educación popular y profesora del Departamento de Ciencias Sociales y el Instituto Transdisciplinario de Investigación y Acción Social (ITIAS), en la Universidad de Puerto Rico en Humacao, Viviana Cruz McDougall. Como persona enlace en el ITIAS del Consejo de Educación Popular de América Latina y el Caribe (CEAAL), esta académica ha movilizado a sus estudiantes a comunidades con el objetivo de intercambiar saberes y sistematizar aquellas experiencias que se nutren del conocimiento de personas en diversas regiones de Puerto Rico.
Al igual que Ruiz Trejo, Cruz McDougall aboga por un feminismo descolonizador y plural.
“La perspectiva de Educación Popular Feminista que orienta la acción de CEAAL debe estar cercana a las teorías y praxis de los feminismos disidentes, sobre todo, los producidos en América Latina, como los feminismos comunitarios, populares, campesinos, migrantes, negros, lésbicos. Estas visiones de las luchas feministas tienen en común las ganas de diferenciarse de los feminismos hegemónicos, blancos, europeos y colonizadores”, lee el documento Educación Popular Feminista CEAAL, del cual Cruz McDougall funge como una de las portavoces en el Grupo de Acción Estratégica Feminista y Antipatriarcal (GAFA) de CEAAL.
“Afirmamos que la Educación Popular Feminista es un proyecto político pedagógico que cuestiona las relaciones de poder históricamente construidas en las estructuras socioeconómicas políticas socioculturales a nivel individual y colectivo, con un enfoque transformador de las relaciones sociales, y con la naturaleza”, añade Cruz McDougall en su rol como portavoz de CEAAL-GAFA.
Precisamente en la UPR en Humacao, institución en la cual se desempeña Cruz McDougall, se han activado estrategias que integran la educación popular con el feminismo y la perspectiva de género. Desde el año académico 2017-2018, un grupo de estudiantes del bachillerato en Ciencias Sociales con Investigación y Acción Social ha desarrollado iniciativas relacionadas con el arte, el trabajo comunitario y el activismo para explorar temas como la equidad de género, el derecho a decidir sobre los cuerpos y el feminismo desde diferentes experiencias y posicionamientos.
Tanto Cruz McDougall como Ruiz Trejo coinciden en que el proceso de descolonización del conocimiento requiere de la capacidad de activar diversos espacios como centros dirigidos a la enseñanza y el intercambio de saberes. En ese sentido, el salón de clases tiene que ser dinámico y no debe limitarse a un solo lugar.
“Hay un cruce de la calle a la universidad, y de la universidad a la calle, pero que está en constante circulación”, afirmó Ruiz Trejo sobre la necesidad de validar todo espacio como propio para la producción de conocimiento y el trabajo feminista.