A pesar de que las mujeres aún siguen siendo minoría en las papeletas a dos meses de las primarias, un estudio de Proyecto 85 registró un leve aumento de cuatro puntos porcentuales en la participación de aspirantes féminas entre los años electorales 2016 y 2020.
Las precandidatas a las elecciones 2020 representan un 22 por ciento del universo de aspirantes con 146 mujeres. En el 2016, fueron 124 féminas, 22 menos, obteniendo un 18 por ciento del total.
Mientras en Puerto Rico son más mujeres las que votan, son menos las que entran al ruedo político. Por cada aspirante a un puesto electivo, hay alrededor de cuatro hombres.
Según la Comisión Estatal de Elecciones (CEE), en el 2016, fueron 871,529 mujeres y 725, 313 hombres los que salieron a votar. Además, la población fémina representa un 53 por ciento en Puerto Rico.
En una comunicación escrita, Proyecto 85, organización sin fines de lucro que incentiva a que las mujeres aspiren a cargos públicos, comunicó que “para alcanzar paridad representativa a base de género se necesita que las mujeres ocupen al menos 85 de los 161 principales escaños electivos del país”.
“A pesar de la tendencia positiva, esta cifra es indicativa de que aún queda mucho por hacer por parte de los partidos principales del país para lograr papeletas más inclusivas, diversas y representativas del 53 por ciento de la población de Puerto Rico”, expuso Michelle Pérez Kenderish, coautora del estudio.
La investigación tenía como meta principal proveer datos sobre las participaciones de mujeres como candidatas y las acciones de los partidos políticos ante esta disparidad representativa. Igualmente, el trabajo presenta tendencias sobre los aspirantes que radicaron una candidatura para los principales 161 puestos electivos del país, compuestos por la gobernación, comisaría residente, escaños al Senado, Cámara de Representes y alcaldías entre las elecciones 2020 y 2016.
La primarias están pautadas para el próximo 9 de agosto, y son 71 aspirantes de 146 las que se preparan para obtener un espacio en la papeleta de la elección general en noviembre. Entre ellas, se encuentran las precandidatas al puesto de primer mandataria, la actual gobernadora Wanda Vázquez Garced, por el Partido Nuevo Progresista (PNP), y la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz Soto, del Partido Popular Democrático (PPD).
Algunos de los partidos políticos que fueron observados mostraron un incremento en la cantidad de mujeres que radicaron candidatura. El PPD obtuvo un 21 por ciento con 48 féminas en su lista, un aumento de 18 en comparación con el 2016. Sin embargo, el PNP cuenta con un 17 por ciento con 39 aspirantes, ocho menos que las cifras del 2016. El Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) cuenta con 33 candidatas, cuatro más que en las pasadas elecciones, marcando el segundo lugar con 24 por ciento.
Por su parte, con 23 candidatas entre sus 52 aspirantes, el partido Movimiento Victoria Ciudadana (MVC) se destaca con 44 por ciento de participación de mujeres para los principales escaños.
“El partido Movimiento Victoria Ciudadana se trazó como meta alcanzar paridad representativa a base de género en sus candidaturas, y logró que el 44% de sus candidaturas fueran lideradas por mujeres. Sin embargo, esta no es la norma que impera en la mayoría de los partidos políticos del país”, reconoció la directora ejecutiva de Proyecto 85, Natalie Caraballo, en la comunicación escrita.
En el caso de las alcaldías, son 35 de 78 municipios los que tienen aspirantes féminas. Entre ellas, los pueblos Canóvanas y Gurabo estarán compuestos enteramente por mujeres.
Las aspirantes al Senado y a la Cámara de Representantes para el 2020 suman un total de 90. Todos los distritos senatoriales cuentan con mujeres en sus papeletas, según el estudio.
En el 2016, solo 23 salieron electas, de 484 candidatos y candidatas oficiales. De esas 23 titulares, 21 se preparan para ser reelectas.
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Procesos electorales desiguales para las mujeres
La investigadora Luz del Alba Acevedo Gaud, experta en género y participación política, explicó que los procesos electorales en Puerto Rico han internalizado las dinámicas de género que reproducen estereotipos, limitan la participación y construyen una brecha de desigualdad.
“Han internalizado las dinámicas de género de tal forma que el producto siempre es uno de desigualdades, desventaja y subordinación. Aunque, ciertamente, se pueden ver algunas leves mejoras, en términos de cantidad”, sostuvo la catedrática del Recinto de Río Piedras.
Entre las publicaciones de la doctora Acevedo Gaud, se encuentra Género y Procesos Electorales en Puerto Rico (2012), en la que estudió el comportamiento de participación electoral de las mujeres entre las elecciones de 1992 a 2008. En su tesis, utiliza la analogía de la ola, que explica que los números de participación suben levemente en una elección, y, luego, vuelven a decaer.
En la década de los noventa, como describe la investigación, la participación femenina tuvo un gran auge en la política puertorriqueña. En las elecciones generales de 1996, 15 mujeres obtuvieron escaños en la legislatura, el mayor número en la historia política de la isla desde 1932, año que se concedió el sufragio femenino.
“La identidad de género de las mujeres es multidimensional y está dividida o estratificada por múltiples factores históricos, sociales, económicos y políticos”, compartió Acevedo Gaud en el artículo académico.
Analizando las primarias
La doctora Acevedo Gaud insistió en que se tiene que prestar atención a las primarias, ya que “una gran porción significativa de mujeres se queda fuera del proceso electoral general”.
“Los mecanismos de selección y nominación de candidatos, por género, dentro los partidos políticos hay que estudiarlos, hay que analizarlos porque no son neutrales al género. Son mecanismos que tienen unos sesgos a favor de los candidatos hombres, donde se le da el aire de democracia, de libertad de selección, pero en realidad lo que hacen es a poner a mujeres a competir en desventaja”, argumentó la politóloga.
Las élites en los partidos seleccionan los candidatos que quieren poner en sus papeletas, una decisión bien cerrada en la se utiliza el cálculo político para medir qué persona puede ganar las elecciones, explicó Acevedo Gaud.
“Hay una rosca de sexismo en los procesos de selección y nominación de candidaturas en los partidos. Debemos denunciar su existencia, y plantear mecanismos para eliminarla”, añadió la profesora de Ciencia Política.
Retos para la participación efectiva
Las mujeres como candidatas, miembros de partidos políticos y activistas enfrentan muchos retos para lograr una participación efectiva. La Red de Conocimientos Electorales preparó una lista con los principales desafíos que enfrentan las líderes políticas.
Destacó los siguientes: el modelo dominado por los hombres, exclusión de mujeres en la toma de decisiones en los partidos, la falta de fondos de campaña, la doble carga y distribución desproporcionada del trabajo doméstico, la cobertura mediática sexista, la poca experiencia política y la violencia desde dentro y fuera de los partidos.
Según datos de ONU Mujeres y la Unión Interparlamentaria, un estudio registró una baja en la representación de las mujeres en la posición más alta del Estado en el 2019. Solo 10 mujeres fueron identificadas como jefas de gobierno en todo el mundo, un 6.6 por ciento del total.
Algunos países, como México y Panamá, utilizan el sistema de cuotas, leyes de paridad electoral en la que se determina un porcentaje mínimo de mujeres para correr por cargos electivos. Sin embargo, Acevedo Gaud argumentó que los partidos han sabido cómo utilizar las maquinarias para introducir el sexismo en los procesos.
Otro debate que trae a colación el tema de las cuotas es que políticos argumentan que debería valer más el mérito o la experiencia que el género.
“La experiencia será argumentada aunque la otra persona tenga la capacitación. Las mujeres tienen la capacidad política, pero no tienen la oportunidad. Se la cierran porque no tienen experiencia. Eso es un interjuego entre experiencia y capacidad política que se articula en estos discursos de los candidatos”, explicó la doctora.
Importancia de la representación en la participación
El problema de representación femenina incluye la diversidad y otras intersecciones como la raza, la clase social o la orientación sexual.
Si pocas son las mujeres en los espacios de gobernanza, casi nulas son las mujeres negras, ateas, lesbianas y trans. No basta que se creen comités o planes de acción, tiene que haber presencia en los espacios del Estado.
“Si queremos hacer unas transformaciones, es necesario que la gente vaya viendo a las mujeres como sujetos políticos, que también participan, toman decisiones, acceden al poder y pueden comandar la gobernanza de un país”, declaró Acevedo Gaud.
“Cuando tú no tienes mujeres ahí, lo que tú estás enviando es un mensaje de que ese no es un lugar propio para mujeres”, recalcó.