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Observatorio de Equidad de Género: cinco años como memoria colectiva de la crisis de violencia de género

La directora ejecutiva, Stephanie Figueroa Figueroa, y la analista de datos, Debora Upegui Hernández, destacaron los logros, retos y metas a cinco años de la fundación de la entidad independiente de monitoreo
ENTREVISTA A STEPHANIE FIGUEROA FIGUEROA (DIR EJECUTIVA OBSERVATORIO) Y A DEBORA UPEGUI HERNANDEZ (ANALISTA) POR LOS 5 AÑOS DEL OBSERVATORIO DE EQUIDAD DE GENERO. JUNTO A ELLAS, IRMA U LUGO NAZARIO (COORDINADORA). FOTO/ANA MARIA ABRUÑA REYES

Fotos de Ana María Abruña Reyes


Una analista de datos y una trabajadora social se levantan todos los días a monitorear noticias y redes sociales en busca de signos de violencia de género. También, actualizan en tiempo real estadísticas de feminicidios, intentos de feminicidios y desapariciones. 

Se trata de un trabajo que, hasta 2020, no se había hecho y que Debora Upegui Hernández y Stephanie Figueroa Figueroa han continuado con un norte muy definido: “Nuestro propósito es salvar vidas”, defiende Upegui Hernández sobre el trabajo con el que el Observatorio de Equidad de Género visibiliza, en Puerto Rico y a nivel internacional, la crisis de violencia de género del país. 

Aunque es un trabajo de monitoreo para el que no existen pausas y cada vez se cuenta con menos fondos, esa gesta cumple cinco años de haberse iniciado. En este tiempo, el OEG se convirtió en referente de estadísticas sobre violencia de género para Puerto Rico, logrando que las cifras sean leídas por más de 47 países en el mundo. Con su aniversario, llegan logros, metas, nuevos retos, y también la satisfacción de que avanzan hacia la dirección correcta. 

Origen del Observatorio


“El Observatorio nace por la falta de datos que había a nivel gubernamental, a nivel de Puerto Rico, sobre incidentes de violencia de género y feminicidios posteriores a los huracanes Irma y María… y la importancia de generar una organización —en este caso el Observatorio de Equidad de Género— que pudiera hacer ese monitoreo en tiempo real, partiendo de nuestros valores de transparencia; que las personas pudieran tener acceso a esa información”, explica Figueroa Figueroa sobre los orígenes de la entidad de la que hoy funge como directora ejecutiva. 

Para ese momento, quienes dirigían los proyectos del OEG eran la analista de datos Upegui Hernández y la educadora Irma Lugo Nazario, quienes idearon un proyecto con miras a que recogiera estadísticas más allá de feminicidios.

Fueron ellas quienes implementaron en el país, por primera vez, el protocolo de las Naciones Unidas para el recogido de estadísticas, conocido como Modelo de protocolo latinoamericano de investigación de las muertes violentas de mujeres por razones de género (femicidio/feminicidio)

Por esta razón, sus estadísticas varían de las que puede divulgar y recoger la Policía, pues no solamente se enfocan en asesinatos provocados por parejas o exparejas, sino también en desapariciones, intentos de feminicidios y feminicidios indirectos donde la muerte se pudo haber prevenido. 

Debora Upegui Hernández, Irma Lugo Nazario y Stephanie Figueroa Figueroa

Además, hacen énfasis en aquellos feminicidios que continúan bajo investigación y que las autoridades no cuentan hasta que no se esclarecen, una labor que puede tomar años y, en ocasiones, suponen la mitad de los casos. 

El año pasado, recibieron un mensaje por redes sociales que les impresionó. El padre de una joven les agradecía por haber nombrado a su hija en sus informes. Ellas la nombraron en la categoría de “bajo investigación”. “Ese es el trabajo que hace el Observatorio. Para nosotras, todas las muertes son importantes”, expresa Figueroa Figueroa sobre el valor que tiene para ellas y para el país contabilizar los feminicidios bajo investigación.

Desafíos actuales


Aunque el propósito inicial era recoger también estadísticas de equidad, violencia sexual, trabajos de cuidado, entre otros, la falta de recursos económicos y humanos supone un desafío al momento de expandir las tareas que pueden lograr. 

“Sin embargo, no queremos soltar el monitoreo de los feminicidios porque los feminicidios son la punta del iceberg. Cuando ves una muerte de una mujer por violencia de género, no puedes negar que hay consecuencias fatales a todas esas expresiones de violencia que ha vivido previamente. Eso es lo que nos permite hacer ese reclamo de por qué se necesita tanto trabajo de prevención para evitar que sigan muriendo más mujeres”, aclara Upegui Hernández, a quien le encantaría crear un portal en línea en el que pueda distribuir todas las estadísticas en tiempo real, más allá de los informes que actualizan semanalmente. 

El hecho de que a nivel gubernamental no se generen estadísticas de violencia de género de forma constante como lo hace el equipo del OEG impide, según las expertas, incorporar estrategias de prevención para evitar fatalidades y abre paso a la creación de políticas públicas sin bases fundamentadas. De ahí, que tanto Upegui Hernández como Figueroa Figueroa defiendan su labor de monitoreo en tiempo real como crucial para prevenir muertes. 

Gracias a esa gesta, han identificado un aumento en feminicidios luego de la flexibilización de la Ley de Armas de 2020, y la urgencia de implementar educación con perspectiva de género en las escuelas. Además, mantienen las cifras de intentos de feminicidios porque reconocen que la posibilidad de que la víctima pueda volver a enfrentar una situación similar es mayor y se puede prevenir. 

“El trabajo del gobierno ha sido atender de una manera punitiva, pero no ha hecho el esfuerzo de poner los recursos y la voluntad política para llegar a los factores que van a evitar que esto siga sucediendo”, critica Upegui Hernández sobre el manejo que ha tenido el gobierno de esta crisis. 

Importancia de ser una memoria colectiva

Aun así, su labor educativa —por medio de conferencias, apariciones en la prensa y redes sociales— ha logrado convencer a algunos sectores gubernamentales, tales como la Rama Judicial. 

“La Administración de Tribunales, desde un principio, cuando hicieron su reporte de feminicidios utilizaron nuestros datos”, reconoce Upegui Hernández sobre los avances que han tenido a nivel educativo para luego añadir que, desde el Departamento de Justicia, también se han estado utilizando los términos que ellas incorporaron al país tales como: feminicidio íntimo, feminicidio familiar, entre otros. “Eso ya es un gran logro”, admite. 

Los retos en la recolección de estadísticas del país no provienen únicamente de una resistencia a nivel gubernamental en Puerto Rico. Upegui Hernández recordó que, en enero, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva para eliminar de todas las páginas de internet federales información sobre equidad de género. 

Desde entonces, el propósito del OEG trascendió de recoger estadísticas y prevenir muertes a convertirse también en un espacio no gubernamental que pudiera almacenar estadísticas históricas de violencia de género para perpetuar su existencia. 

“Somos la historia y la memoria colectiva para asegurarnos de que cuatro años, ocho años después de que estas administraciones pasen, todavía existe una memoria colectiva y no desapareció”, señala Upegui Hernández. 

Figueroa Figueroa, por su parte, ha visto que el Instituto de Estadísticas dejó de publicar cifras de transfeminicidios, una forma de invisibilizar la situación de violencia contra esta comunidad. De manera que considera la labor del OEG como el referente estadístico más completo del país. 

“En términos generales, yo creo que el trabajo ha apuntado a que nos hemos ganado el espacio, la credibilidad y nos hemos convertido en ese referente” sostiene la trabajadora social que se unió al OEG en 2024, luego de que Lugo Nazario culminara sus labores. 

El OEG fue la organización que propuso tipificar los transfeminicidios, además de feminicidios, en la Ley 40 de 2021. Tanto Figueroa Figueroa como Upegui Hernández, formaron parte del comité que trabajó en el protocolo de la Policía para investigar muertes violentas, asegurando de que se incluyeran como feminicidios los casos donde no había signos visibles de violencia. Esta iniciativa les llevó a identificar uno o dos casos donde la víctima había sido estrangulada. 

A pesar de los retos, la actitud y el trabajo de ambas se mantienen firmes. 

“Nosotras vamos a continuar alineadas a lo que hemos estado haciendo por estos cinco años. Yo creo que de alguna manera u otra nuestro compromiso va a seguir en nuestra misión que es monitorear las diferentes condiciones y las inequidades que viven las mujeres, niñas y personas trans en el país. Quizás las estrategias tienen que cambiar un poco… (pero) ahora más que nunca nuestro compromiso y el de las organizaciones sigue vivo… En un entorno que quiere invisibilizar la realidad, nosotras estamos aquí para exponer la realidad”, puntualiza Figueroa Figueroa sobre la continuación de su trabajo. 

Figueroa Figueroa como Upegui Hernández permanecen llenas de gratitud con Lugo Nazario, por su esfuerzo para iniciar el proyecto; María Dolores Fernós, por su liderazgo; a la prensa por la acogida; y a organizaciones aliadas como Coordinadora Paz Para las Mujeres, Taller Salud y Matria por el apoyo. 

Entre las metas a futuro, se encuentra continuar fiscalizando al Estado, realizar y publicar investigaciones especializadas, y continuar la visibilización de la violencia de género.

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