(Fotos por Yelitza Rosario Ramos)
Las integrantes de la organización Coordinadora Paz para la Mujer plantearon sumar medidas para los contextos de terremotos al protocolo para la identificación y atención de mujeres víctimas o sobrevivientes de violencia de género en situaciones de desastres redactado en el 2017 durante la emergencia del huracán María.
Todas estuvieron de acuerdo con que implantar un programa con perspectiva de género disminuiría las violencias hacia las mujeres y la comunidad LGBTIQA+.
Las propuestas de acción fueron discutidas en un conversatorio realizado ayer, lunes, en conmemoración del 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico.
El evento inició con versos de Yo fui mi ruta, de Julia de Burgos, y parte de la canción Contra todo, de iLe.
El protocolo que fue marco de la discusión establece que los desastres naturales representan mayor peligro para los géneros más vulnerabilizados a sufrir violencias. Además de mujeres cis, las mujeres trans, los hombres trans y personas no binarias sufren violencias cotidianas, y la mayoría no cuenta con protección en casos de desastres.
Lee aquí: Indispensable protocolo de atención a víctimas de violencia en emergencias
La emergencia devela las inequidades
Palpar asuntos de violencia doméstica y sexual hacia las mujeres resulta menos complejo que el tema de violencia de Estado hacia los géneros más vulnerables, según la profesora Elithet Silva Martínez, parte del proyecto Siempre Vivas Metro.
“Los eventos naturales, que se convierten en desastres sociales, develan la inequidad, las carencias y la precariedad”, expresó Silva Martínez, quien facilitó el conversatorio.
Urgen inclusión de las personas trans
La integrante del Trans Taskforce Zulma Oliveras Vega denunció que todos los días la comunidad trans sufre algún tipo de agresión al vivir en una sociedad fundamentalista, colonial y discriminatoria, y reiteró la importancia de un programa con perspectiva de género para reducir las violencias hacia la comunidad.
“Con un gobierno que no está respondiéndole al país, nosotres vamos a ser el cambio”, sostuvo Oliveras Vega.
Explicó que, al atender a estos grupos, es importante preguntarle a las personas con qué género se identifican en lugar de asumir basándose en su expresión. Igualmente, preguntarles por cual nombre prefieren que les llamen para no utilizar su “nombre muerto”. Se trata del asignado por la madre, el padre o la persona encargada y es el que suele aparecer en la mayoría de los documentos oficiales antes de que la persona decidiera cambiarlo.
Al utilizar un pronombre incorrecto y ser corregido, es preferible que agradezcan la corrección en lugar de pedir disculpas repetidamente, recomendó.
Si el proveedor de servicios desconoce cómo manejar los casos de personas trans o no binarias, deberá referirlos a profesionales o programas que puedan ayudarles sin violentar su identidad.
Los grupos Spicy Nipples, el Hangar en Santurce, Trans Tanamá y La Sombrilla Cuir asistieron a las personas no binarias, agénero, cuir y trans durante la emergencia en el sur, aplaudió la también especialista en Coordinadora Paz para la Mujer.
Violencias que se exacerban
“En momentos de desastres, se exacerban todas las violencias. En un país como el nuestro, con unos niveles de desigualdad tan marcados, sabemos que va a potenciar”, indicó la Coordinadora de la Caravana Violeta: Pa’l Sur, Ilia Vázquez Gascot, quien también reclamó la necesidad de un programa con perspectiva de género.
La doctora en psicología social comunitaria visitó los refugios del sur y observó que las personas que manejaban estos personajes no solían preguntar a las personas que llegaban si tenían órdenes de protección, grillete o si estaban registradas como agresores sexuales o por maltrato de menores.
Vázquez Gascot consideró estas preguntas como primordiales para conocer cómo atender a la gente. Por tanto, mediante su visita al sur, compartió al personal de los refugios el protocolo para atender víctimas o sobrevivientes en situaciones de desastres.
“Tenemos que exigir dónde están los protocolos del Estado”, expresó luego de repudiar que el gobierno aún no contaba con protocolos de emergencia a dos años del huracán María.
Indispensable la consistencia en el apoyo
Hacer una labor que trasciende va más allá de una visita, darles las herramientas a las personas. Desde lo legal hasta las pequeñas instancias, sostuvo la doctora, que reconoció la labor de la iniciativa Ayuda Legal que proveyó servicios gratuitos durante los campamentos.
Asimismo, es importante que un proveedor de servicios les refiera a las personas dónde pueden atenderles en todo momento más allá de la visita realizada por el personal a los campamentos como los del Sur. Es decir, que los participantes puedan encontrar la ayuda en sus mismas áreas, explicó Vázquez Gascot.
La autora del protocolo para la identificación y atención de mujeres víctimas o sobrevivientes de violencia de género en situaciones de desastres, Diana Valle Ferrer, se unió al reclamo de un programa con perspectiva de género.
“El no implantarlo, me parece a mí, parte de esa negligencia del Estado”, denunció.
El protocolo presenta algunas medidas de cómo atender, en situaciones de desastres, a mujeres víctimas de violencia de género, sexual o doméstica, pero también aplica a cualquier persona, según la doctora.
“Por ejemplo, escuchar, validar y apoyar. Para mí, esas son las tres cosas básicas”, explicó Valle Ferrer.
Es importante que el proveedor de servicios escuche a las personas, mujeres, niños, niñas sin interrupciones y creyéndoles. Para alentar, no se debe enjuiciar el testimonio de las personas ni justificar las violencias durante el proceso de intervención en los campamentos de refugiados.