Foto del archivo de Vanessa Serra Díaz
Con la bandera de la equidad, no a la violencia, al racismo y al patriarcado, la exsenadora Ana Irma Rivera Lassén encabeza este martes, 25 de noviembre, la delegación de Puerto Rico en la segunda Marcha Mundial de Mujeres Negras por Las Reparaciones y Buen Vivir, en Brasilia (Brasil).
A la marcha, que se une a las actividades conmemorativas del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres, se espera una movilización de cerca de un millón de mujeres afrodescendientes de todo el mundo.
“Desde todas partes queremos que se esté saludando y reconociendo esta Marcha de las Mujeres Negras”, afirmó Rivera Lassén en una breve entrevista con Todas, antes de partir hacia Brasil para participar en el encuentro mundial de afrofeministas.
La abogada destacó que la actividad ayudará en la conexión entre los temas de violencia hacia las mujeres y el racismo.
“Es la manera en que los derechos humanos siguen avanzando con esas intersecciones”, subrayó la excandidata a la Comisaría Residente en Washington y expresidenta del Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico.
Rivera Lassén recordó que la primera Marcha de Mujeres Negras, impulsada por el Movimiento de Mujeres Brasileñas, se celebró en Brasilia en 2015 con la participación de unas 100 mil mujeres quienes marcharon decididas a impulsar políticas contra el racismo patriarcal, las desigualdades y otras formas de opresión.
“Esta movilización simbolizó la convicción de transformar la política desde nuestros propios saberes y protagonismos. Por ello, nos articulamos colectivamente en torno a la segunda Marcha de las Mujeres Negras por Reparación y Buen Vivir”, recoge en su carta de presentación el Comité Impulsor Global de la actividad multitudinaria. En esta ocasión el comité se constituyó en marzo de 2025.
“Nos enfocamos en promover diálogos transnacionales entre mujeres negras y africanas en su diversidad con el objetivo de fortalecer la articulación global, tejer redes de apoyo mutuo y coordinar acciones políticas conjuntas. Establecemos esta segunda Marcha como un proceso político autónomo, horizontal y colectivo”, sostiene en la carta el grupo organizador.
El colectivo reafirma su compromiso con la eliminación de todas las formas de opresión, racismo sistémico, estructural y colonial; sexismo; capitalismo; patriarcado; heterosexismo y cualquier otro sistema de dominación que afecte especialmente a la vida de las mujeres negras cis, trans, no binarias y otras identidades feminizadas, así como a sus saberes ancestrales, tradiciones y prácticas espirituales de matriz africana.
“Nos movilizamos globalmente para exigir justicia y reparación frente a los legados coloniales, la esclavitud y las violencias estructurales que nos afectan. Con esta articulación transnacional, exigimos romper siglos de silenciamiento y honrar la lucha de aquellas que nos precedieron y asegurar la protección de las generaciones futuras; en ese sentido garantizar la participación política de las afrodescendientes y africanas en la toma de decisiones es fundamental para la construcción de democracias sólidas”, establecen en la carta de presentación.
Las mujeres negras exigen una vida digna, fundada en la autonomía, el bienestar colectivo, la sostenibilidad ambiental y la desmercantilización de la existencia. “Alzamos nuestras voces en exigencia de las reparaciones históricas que son esenciales para eliminar las brechas raciales que limitan la movilidad social y el reconocimiento de los efectos del trauma transgeneracional y el racismo institucional como resultado de la trata trasatlántica de africanos, africanas esclavizados/as”, reclaman.
Denuncian también los desafíos que representa el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA). “Reconocemos que la IA no es neutral; perpetúa y amplifica los sesgos históricos de la sociedad, especialmente para las mujeres negras, afrodescendientes y africanas”, sostiene el colectivo de mujeres afrodescendientes.
“Nuestra lucha es política y profundamente transformadora. Por eso sostenemos estos principios como pilares fundamentales: horizontalidad real, para construir procesos colectivos libres de jerarquías; articulación transnacional, porque nuestras luchas son globales y participación inclusiva y radicalmente diversa, garantizando la presencia y la voz de niñas, adolescentes, adultas, mayores, mujeres negras lesbianas, trans, no binarias, intersex y personas con discapacidad”, resumen en sus reclamos.





