“Fue tu decisión. Es tu responsabilidad”. Esta es la advertencia que hace el profesor John Stinson Fernández, catedrático de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico (UPR), Recinto de Río Piedras, a estudiantes que son madres o están embarazadas y se matriculan en sus cursos. En los sílabos de sus clases les insta a no usar sus situaciones de vida “como una muletilla” para solicitar excepciones.
El documento circulado a los estudiantes de los cursos de El Campesinado en América Latina y Etnohistoria Indígena y Colonial de Puerto Rico indica además, a las estudiantes con hijos “tampoco quiero que piensen que puedes utilizar tu situación personal de vida como muletilla para siempre solicitar excepción”, por lo que insta a no usar estas circunstancias para pedir un trato distinto. La “advertencia” va dirigida expresamente a las mujeres.
Este es un lenguaje discriminatorio, denunciaron expertas en equidad de género.
La Carta de Consideraciones y Derechos de la Estudiante Embarazada de la UPR reconoce que las estudiantes que gestan pueden ser excusadas y tienen derecho a reprogramar exámenes y tareas académicas, en caso de que conflija con sus citas médicas. Así también, se le puede excusar en caso de que presente alguna emergencia médica con evidencia.
Tras la publicación del reportaje Estudiantes madres enfrentan la invisibilidad y la precariedad en la UPR de Río Piedras, el sílabo del catedrático Stinson Fernández llegó a la Unidad Investigativa de Género, una alianza entre el Centro de Periodismo Investigativo y la publicación Todas. La investigación periodística expuso los retos que enfrentan las estudiantes con hijos que buscan completar una carrera universitaria.
“En la medida que sea justo y razonable, siempre voy a tratar de ayudarles. Pero, no voy a considerar tu situación y tus responsabilidades personales de vida como un criterio para un trato preferencial”, lee parte del sílabo que Stinson Fernández ha distribuido a sus estudiantes desde, al menos, 2009.
Este medio contactó por correo electrónico al profesor para una reacción, pero no obtuvo respuesta.
En el sílabo, disponible en la página web de la facultad para el seminario de Ciencias Sociales de Estudios Centroamericanos, escrito por el catedrático del Departamento de Ciencias Sociales Generales, aparece la advertencia que podría contribuir a crear un ambiente hostil para las estudiantes que ejercen la maternidad, según coincidieron por separado las profesoras Mariana Iriarte Mastronardo y Elithet Silva Martínez.
Aunque es un requisito que los profesores entreguen sus sílabos cada semestre a la dirección de sus departamentos, la decana de Asuntos Académicos de la Facultad de Ciencias Sociales, Laura Fantauzzi Marrero, aseguró que no tenía conocimiento sobre el contenido.
“Nosotros no avalamos discrimen ni ningún tipo de acción que vaya en contra de nuestro estudiantado y que haga sentir mal o incómodo a nuestros estudiantes, porque el propósito de la institución es que aquí todo el mundo tiene derecho a estudiar en un ambiente sano y propicio para el conocimiento académico”, indicó Fantauzzi Marrero.
La decana aseguró, además, que gestionaría una reunión con el profesor y con el coordinador académico del departamento para dialogar sobre el asunto y determinar las acciones que se tomarán al respecto.
Los prontuarios y sílabos deben incluir una cláusula en contra del discrimen por género
La decana Fantauzzi Marrero no pudo precisar si se evalúa el contenido de los sílabos.
“Cada departamento básicamente confirma y, hasta cierto punto, certifica que el profesor está cumpliendo con el envío de su prontuario y que cumple con unas cláusulas específicas que la institución nos solicita que pongamos en el prontuario. Más allá, de entrar al contenido, entiendo que los departamentos no entran”, dijo.
Aunque muchas veces se utilizan los términos “prontuario” y “sílabo” indistintamente, la UPR establece que el prontuario es un documento académico institucional que establece los temas y objetivos que debe seguir un profesor al momento de ofrecer un curso. El sílabo es un “contrato” entre el profesor y sus estudiantes en el cual se establecen los requisitos que se deben cumplir durante la duración de un curso, incluyendo el orden de los temas, los criterios de evaluación y las fechas en las cuales se organizará el contenido y entrega de trabajos.
En la certificación 39 del año académico 2018-2019, el Senado Académico de la UPR de Río Piedras aprobó unánimemente la inclusión de un párrafo en los prontuarios y sílabos, que informa sobre la política institucional en contra del discrimen por sexo y género.
“En la medida en que se crea un ambiente hostil, del saque, este tipo de comunicación por parte del profesor hacia el estudiantado echa a pérdida todos los esfuerzos que se hagan en la Universidad para crear un ambiente de inclusión”, expresó Silva Martínez, coordinadora de Siempre Vivas Metro, una organización que ofrece apoyo y acompañamiento a víctimas y sobrevivientes de violencia de género en el Recinto.
La también catedrática en Trabajo Social añadió que la libertad de cátedra de la que goza el profesorado universitario existe en tanto no se violenten derechos.
“La Universidad aspiraría a ajustarse a las realidades de tiempo, de vida de la gente que habita este país. Me parece que no se trata de tratos preferenciales. Se trata de justicia para los y las estudiantes, pero también para el país que queremos construir”, añadió.
Lo que puede representar para las estudiantes madres
Para la doctora Silva Martínez, el tono del párrafo representa la postura del profesor para el resto del semestre, que deja entrever que “la academia no necesariamente da la bienvenida a personas con hijos e hijas”.
“Vemos allí, en el propio lenguaje, que hay una manifestación patriarcal de cómo se ve y cómo se trata a las estudiantes madres. Aquí no se trata necesariamente de una advertencia general a los padres y a las madres”, subrayó sobre el texto que nunca habla de los padres estudiantes.
La postura que esboza el profesor propicia un ambiente de hostilidad en el salón de clases y podría, incluso, limitar la comunicación efectiva entre el docente y sus estudiantes, consideró Silva Martínez. Como profesora, considera que es su responsabilidad entablar conversaciones con sus estudiantes para buscar un balance entre la empatía necesaria en estos casos y la rigurosidad académica.
De otra parte, Iriarte Mastronardo, quien se convirtió en madre mientras estudiaba su bachillerato en la UPR de Río Piedras, considera que es importante reconocer que la relación profesor-estudiante es una de desigualdad de poder.
“Eso hay que reconocerlo porque te permite entender por qué las madres no se quejan, ni se querellan cuando encuentran situaciones de ese tipo ante las autoridades de la Universidad. En última instancia, tú estás a merced de alguien que es quien te va a dar la nota. Aunque no debería actuar en represalia, todos y todas sabemos que muchas veces esas represalias se dan”, señaló Iriarte Mastronardo, quien fue estudiante de Stinson Fernández.
Asimismo, destacó el lenguaje pasivo-agresivo que a su juicio se desprende del sílabo. Antes de insinuar que las estudiantes no se pueden “aprovechar” de su condición de madres para buscar “trato preferencial”, el profesor establece que no quiere que lo tomen como “insensible”.
“Eso no es solo insensible, es abiertamente machista y abusivo. Ahí, está dejando claro quién tiene el poder y cómo parte de la presunción de que las mujeres usamos nuestra condición de madres para adquirir beneficios”, abundó la también profesora universitaria.
El lenguaje violento abarca otros asuntos del estudiantado
El sílabo para la clase CISO 3065 – titulada Etnografía Indígena y Colonial de Puerto Rico –, del profesor Stinson Fernández, establece otras cuatro “advertencias”, aparte de la dirigida a estudiantes madres.
La primera está dirigida a los estudiantes que trabajan. “Cada vez que usted utiliza, como muletilla la expresión ‘es que yo trabajo’, como excusa para hacer o entregar su trabajo, usted me ofende”, lee el documento. Prosigue diciendo: “¿Qué es lo que usted cree que yo hago cuando dedico decenas de horas a la semana a la Universidad y al trabajo académico investigativo? Mi trabajo no es un hobby, es un empleo”.
La segunda advertencia está dirigida a que la modalidad virtual no reduce las exigencias académicas del curso. La tercera, es la que contiene lenguaje discriminatorio en contra de las madres universitarias.
La cuarta advertencia dice por qué no aceptará la falta de internet como excusa para entregar tardíamente los trabajos pues entiende que, al contar el Recinto con conexión WI-FI, no es una razón válida. “Usted es totalmente responsable por hacer uso de estos recursos, sin excepción, aunque viva en una guinda, por el precipicio de una montaña en la Cordillera Central de Puerto Rico”, dice.
En este documento, el catedrático informa, además, que este año académico no concederá “incompletos” porque comenzó a tramitar su retiro de la UPR en Río Piedras, lo que implica renunciar a su plaza. La salida del profesor está pautada para junio de 2023.