(Foto de archivo de Ana María Abruña Reyes)
Luego de la amplia cobertura mediática que recibieron en mayo los feminicidios de Keishla Rodríguez Ortiz y Andrea Ruiz Costas, uno más que otro por estar una figura pública involucrada, las denuncias, arrestos y peticiones de ayuda por violencia doméstica se dispararon en Puerto Rico. El aumento en la visibilización de estos incidentes responde a que las coberturas de los asesinatos por violencia de género afecta de muchas maneras a las víctimas, coincidieron, en entrevistas separadas, la presidenta de la Red de Albergues de Violencia Doméstica de Puerto Rico, Inc., Vilmarie Rivera Sierra y la presidenta de la Junta Directiva de Casa Protegida Julia de Burgos, Olga López Báez. Las consecuencias dependerán de cómo se realice la cobertura noticiosa.
“Las participantes que están al interior de los albergues no son participantes que nosotros tenemos aisladas de lo que está ocurriendo en el exterior. Así que ellas vuelven a revivir situaciones personales que las llevaron, incluso, a protegerse y a salir de la violencia de género. En el caso de los menores, ellos acuden con sus madres, y también hay una preocupación de esos hijos: ‘¿Qué va a pasar con mami cuando salga? ¿Va a terminar igual que cómo terminaron estas mujeres asesinadas?’”, explicó Rivera Sierra.
Asimismo, López Báez expuso que cuando la violencia de género se mediatiza, la organización experimenta un aumento en las llamadas y búsqueda de servicios de albergues, legales, orientación y protección para menores. López Báez mencionó que exponer a las víctimas a estos casos ocasiona, muchas veces, que sientan temor y busquen ayuda.
Aumentan las denuncias
En el mes de mayo, luego de las coberturas de los feminicidios de Rodríguez Ortiz y Ruiz Costas, la visibilización de los incidentes, las radicaciones de cargos y arrestos por violencia doméstica, como lo nombra la ley, se dispararon significativamente.
Según estadísticas del Departamento de Justicia, publicadas en El Nuevo Día, entre el 29 de abril y el 26 de mayo de este año se presentaron ante los tribunales 511 casos por violación a la Ley 54. Esta cifra es 70% mayor a la registrada durante ese período el año pasado.
En entrevista con el mismo medio, la teniente Aymeé Alvarado, coordinadora de la División de Violencia Doméstica de la Policía, confirmó que ha habido un repunte. “Hay días en los que yo he tenido más de 37 incidentes en comparación con el año pasado. Todas las áreas policíacas tuvieron incrementos” señaló.
El 29 de abril se reportó la desaparición de Rodríguez Ortiz y se halló el cuerpo parcialmente calcinado de Ruiz Costas, en Cayey. Luego de tres días de búsqueda, el 2 de mayo, se encontró el cuerpo de Rodríguez Ortiz, en la laguna San José, en San Juan. Félix Verdejo está acusado por el asesinato de Rodríguez Ortiz.
De acuerdo con El Nuevo Día, la región judicial con el mayor número de casos sometidos durante este período, con un total de 75, fue Caguas. Aquí, precisamente, se señalaron fallas por la manera en que se manejaron las denuncias de maltrato que hizo Ruiz Costas contra su agresor, Miguel Ocasio Santiago, quien confesó el crimen.
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Se reactivan los traumas
“Son momentos en que las víctimas reviven las fallas ante el sistema. En el caso de Andrea, ¿cuántas participantes llegan a los albergues que han vivido constantemente esa situación que hemos denunciado en innumerables ocasiones ante los medios las organizaciones? Lo hemos dicho, el sistema judicial les falla a las víctimas. También, el sistema policíaco. El sistema, en vez de protegerlas, las empuja ante procesos burocráticos insensibles y las expone a mayor peligrosidad. Eso también es un mensaje que le envía a la víctima: ‘Así, corren las cosas aquí, hay impunidad o se tapa’”, aseguró Rivera Sierra.
Todas inició la recopilación de informes que realiza la Policía sobre delitos de violencia doméstica. Con esos datos, el medio constató que, de 93 incidentes reportados por oficiales de prensa en informes de novedades en mayo, había 82 hombres agresores y 11 mujeres agresoras. Entre los hombres agresores, 18 son menores de 25 años, mientras que la edad de los otros 75 fluctúa entre los 25 y los 74 años.
También, se reportaron 25 arrestos y la presentación de cargos por violación a la Ley 54 en 67 casos por hechos ocurridos en ese mismo mes. Las presentaciones de cargos por violencia doméstica se desglosan en 32 por maltrato, seis por maltrato mediante amenaza, siete incumplimientos con orden de protección y 14 por maltrato agravado.
La importancia de las coberturas responsables
Las coberturas de feminicidios son importantes para visibilizar la violencia de género como un problema social que requiere atención urgente de múltiples sectores. Sin embargo, la espectacularización y el sensacionalismo de la violencia a través de los medios de comunicación coloca a las víctimas en una posición de mayor riesgo, dijo Rivera Sierra.
“La cobertura pone en vulnerabilidad a la víctima. Y esto se debe al sensacionalismo en los medios que tuvo esa falta de sensibilidad para poder atender esa situación. En el caso de Keishla, la decisión fue de la familia, pero tú como medio tienes que establecer unos límites. Tú como medio tienes el poder de decir: ‘yo voy a cubrir hasta esta parte’. Hay que tener respeto. Aquí, se volvió en cómo los programas podían tener más ‘rating’. Ese sensacionalismo no fue algo positivo dentro de estos casos porque hubo una sobreexposición. Uno estuvo horas exponiéndose y viendo el dolor de esa familia. Por lo tanto, son muchas las cosas que pudieran estar pasando por la cabeza de una víctima”, sostuvo Rivera Sierra.
De igual forma, Rivera Sierra añadió que los medios deben establecer unos límites para presentarles a los espectadores información sobre feminicidios. También, los medios noticiosos y los periodistas deben tener una educación sobre cómo cubrir casos de violencia de género y contar con especialistas en violencia de género.
“Tuvimos tantas horas de cobertura y las personas que ellos llevaban como panelistas no eran personas que trabajan con víctimas de violencia de género. Las preguntas que hacían eran absurdas, porque yo puedo ser abogada, pero nunca haber trabajado con un caso de violencia de género. Yo puedo ser psicóloga y nunca haber atendido un caso de violencia de género”, abundó Rivera Sierra sobre las coberturas noticiosas, principalmente en televisión, de la desaparición y feminicidio de Keishla Rodríguez Ortiz.
La espectacularización y el sensacionalismo: invitación a la reproducción de la violencia machista
La respuesta inmediata cuando un feminicidio se mediatiza es un aumento en las llamadas para denunciar agresiones y búsqueda de servicios de apoyo, pero también puede haber un elemento de utilización de la parte agresora sobre la víctima, comentó López Báez.
“Las personas agresoras pueden decirle a la víctima: ‘Mira lo que te va a pasar si no haces esto’. He tenido situaciones que después de meses que pasan estos casos mediáticos, las víctimas me dicen: ‘No denuncié porque Fulano me dijo que me iba hacer como le hicieron a Fulana’. Y si a usted le dicen eso, en una relación de violencia, usted se queda paralizada”, contó López Báez.
La teórica feminista Rita Laura Segato, reconocida por sus aportaciones a los análisis de la violencia de género y por realizar estudios con agresores en las cárceles de Brasil, sostuvo, en entrevista con el Programa Feminista La Corriente, que en la violencia de género hay una pedagogía de la crueldad. La primera escena de violencia, de expropiación y desigualdad a la que se exponen las personas es la familia.
Segato expone que los medios reproducen el hecho que la familia es el espacio en el que la gente aprende a ser cruel, a través de un espectáculo de la violencia machista.
“Los medios cumplen un papel, que es amplificar esa pedagogía de la crueldad. Los medios divulgan como si estuvieran denunciando, pero en el fondo es una invitación a la reproducción. ¿Por qué? Porque la figura del agresor es colocada como un monstruo potente”, explicó Segato.
Segato argumenta que los medios deben presentar al agresor como una masculinidad dañada.
Asimismo, en entrevista con Télam Digital, Segato explicó que el gran desafío es cómo informar sin espectacularizar, sin que la violencia se transforme en un espectáculo, que es lo que hacen los medios.
De igual forma, la académica añadió que los medios realizan un espectáculo de los feminicidios porque la noticia se vende. No obstante, esta práctica debe ser revisada. Para que quienes dirigen los medios de comunicación se pregunten: ¿qué pondrán en primer lugar, si el valor de la vida o de la mercancía-espacio mediático? Según Segato, cuando los feminicidios se transforman en un espectáculo van a ser reproducidos y van a producir una epidemia de violencia de género.
También, Segato mencionó que hace más de 10 años, las estadísticas muestran que los feminicidios van en aumento en los países de América Latina. Las medidas estatales no fueron ni han sido capaces de frenar ese aumento.
“Por lo tanto, los medios tienen que tomar decisiones, como la tomaron algún día con los suicidios. Entonces, se trata de cómo informar sin producir un espectáculo mimético, que da origen a una mimesis colectiva. Es urgente”, aseguró.
La capacidad de los medios de comunicación para prevenir y educar
El sensacionalismo de la violencia feminicida tiene consecuencias negativas para las víctimas y sobrevivientes de violencia de género. No obstante, los medios de comunicación cuentan con una gran plataforma para divulgar información que puede servir para concientizar a la ciudadanía sobre la violencia machista.
“Si yo quiero hacer una cobertura correcta tengo que incluir especialistas para que expliquen cuáles son las manifestaciones de la violencia de género, cómo las víctimas pueden buscar ayuda, cuáles son las redes de apoyo existentes. En los medios hay una gran plataforma para que las víctimas puedan buscar ayuda, pero hay que proveer la información correcta y tener especialistas”, dijo Rivera Sierra.
Por su parte, López Báez expresó que ojalá los medios y los periodistas siguieran la guía que ha establecido Coordinadora Paz para las Mujeres en conjunto con organizaciones de periodismo para presentar de una forma adecuada estos trágicos casos.
El manual original fue elaborado por las periodistas feministas Norma Valle y Firuzeh Shokooh Valle. La revisión del documento contó con la edición de Ada Álvarez Conde.
“Ahora, hay mucha más conciencia, definitivamente, de lo que es la violencia de género. En los albergues ha habido un aumento considerable en las llamadas. Ahí, está llamando no tan solo la víctima, está llamando todo el mundo, porque quieren convertirse en una red de apoyo para esa persona que conocen. En ese aspecto, esto ha sido algo positivo de la cobertura de violencia de género. Hay medios que han sido responsables. El mensaje, en los medios de comunicación, tiene que ser que las víctimas busquen ayuda”, subrayó Rivera Sierra.
Si tú o alguna persona conocida está en situación de violencia, llama a la Línea de ayuda 787-489-0022. Mira más recursos de ayuda aquí.