Ilustración por Adriana C. García Soto
En Puerto Rico, los feminicidios no solo silencian vidas, sino que dejan tras de sí un dolor profundo y un vacío que trasciende generaciones. Las familias de las mujeres asesinadas –madres, padres, hijas, hijos y amistades, comunidades– cargan con el peso del duelo, el trauma y, muchas veces, la indiferencia institucional. Un caso emblemático es el de las abuelas y abuelos que asumen la crianza de los hijos e hijas de víctimas de feminicidios, como señala una investigación de Todas y el Centro de de Periodismo Investigativo, publicada en 2021.
Estas personas enfrentan enormes desafíos: lidian con el duelo propio, apoyan a la niñez en su proceso de trauma y asumen la crianza en medio de limitaciones económicas y de salud. A pesar de esto, el gobierno no cuenta con registros ni políticas claras para abordar sus necesidades específicas.
“Exigir justicia no termina con señalar a la persona agresora. También significa garantizar que las familias sobrevivientes de feminicidio reciban el apoyo emocional, económico y social que necesitan para rehacer sus vidas. Hoy reclamamos un compromiso real del gobierno y de la sociedad para escucharles y acompañarles”, señaló en comunicado de prensa Vilma González Castro, directora ejecutiva de la organización Coordinadora Paz para la Mujer (CPM).
Esta entidad –que conmemora sus 35 años reafirmando su compromiso con la justicia y la dignidad de todas las personas– hizo un reclamo urgente junto a la Coalición Puertorriqueña contra la Violencia Doméstica y la Agresión Sexual, para que se ofrezca apoyo integral y visibilidad para las familias de las mujeres asesinadas por feminicidio, a quienes la organización identifica como sobrevivientes de feminicidio.
En el país, la invisibilidad de las sobrevivientes de feminicidio es alarmante. Aunque propuestas legislativas recientes, como la Ley de Reparaciones para Hijos e Hijas de Víctimas de Feminicidios, buscaron establecer políticas de apoyo, los esfuerzos siguen siendo insuficientes para cubrir las múltiples necesidades de las familias afectadas.
“Las familias no solo han perdido a sus hijas, madres o hermanas; también enfrentan la negligencia de un sistema que debería protegerles. Por eso, demandamos políticas públicas que incluyan recursos para la educación, la atención psicológica y el bienestar económico de estas familias. La justicia comienza por reconocer sus derechos y su dignidad”, añadió Carmen Alicia Nebot, Facilitadora del Comité Coordinador de CPM.
Además del impacto en las familias, el feminicidio tiene repercusiones devastadoras en las comunidades, perpetuando un ciclo de desigualdad y trauma colectivo. Por esta razón, y en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, Coordinadora Paz para las Mujeres y la Coalición Puertorriqueña contra la Violencia Doméstica y la Agresión Sexual hicieron un llamado urgente a los medios de comunicación, las instituciones gubernamentales y la sociedad civil a abordar este tema con la sensibilidad y seriedad que merece.
“Al conmemorar este día, no solo recordamos a las mujeres que nos han arrebatado, sino que también alzamos la voz para garantizar que sus familias no enfrenten este dolor solas. Es hora de romper el silencio y construir una sociedad donde las vidas de las mujeres y sus derechos sean respetados y protegidos en todo momento”, concluyó Gonzalez Castro.
Coordinadora Paz para las Mujeres invita a las familias y personas cercanas a una víctima de feminicidio, al igual que público en general a asistir al panel “Memoria, Resistencia y Apoyo: de la pérdida a la esperanza de un futuro libre de violencias”. Se celebrará este lunes, a partir de las 4:00 p.m., en el Museo de Arte Contemporáneo en Santurce. Habrá un espacio de conversación sobre la importancia de mantener viva la memoria de las víctimas, la falta de servicios para familiares y personas cercanas a una víctima de feminicidio y la necesidad de visibilizar a las familias que sobreviven.