Fotomontaje y gráficas suministradas por Oxfam
La juventud está construyendo esperanza en Latinoamérica, mostrándose como una población más proclive a la igualdad, que busca romper con los imaginarios tradicionales a través del activismo y la aceptación de la diversidad. De esta manera lo refleja el último informe de Oxfam, Rompiendo Moldes de la violencia y la desigualdad en Latinoamérica, realizado en 13 países de América Latina y el Caribe.
Dentro de otros hallazgos, el informe muestra que ocho de cada diez jóvenes aceptan la composición de la familia diversa y a diferencia de hace cinco años, el 77% no asocian a las mujeres solo con los roles domésticos.
A pesar de estos avances, la situación la violencia sigue teniendo un impacto desproporcionado en mujeres, es así que 6 de cada 10 hombres cisgénero consultados afirman que no han vivido violencia de género, en contraste a las 7 de cada 10 mujeres cis que declaran que sí la han sufrido, confirmando que la región continúa expuesta a una crisis de violencia que afecta con más fuerza a mujeres, niñas y personas de la diversidad.
“Las desigualdades tienen rostro de mujer y de niña en América Latina, y esto lo vemos expresado de muchas maneras. En 2024, 7 de cada 10 niñas y 8 de cada 10 mujeres han sufrido algún episodio de violencia de género en su vida. Hay que cuestionarnos con seriedad por qué hay tantas mujeres y niñas que deben vivir en sociedades que las hace sentir vulnerables”, afirmó en comunicado de prensa Gloria García-Parra, directora regional de Oxfam en América Latina y el Caribe.
García-Parra explica que “la violencia no es una cuestión privada, que ocurre sólo de puertas adentro, también es algo profundamente expuesto en las redes sociales, en las noticias, que sale del ámbito doméstico y se vuelve una expresión que encuentra terreno fértil en muchos espacios en los que lamentablemente, se multiplica”. Haciendo eco a lo que sucede en los espacios públicos, las redes sociales extienden el territorio de las violencias de género, perpetuando y desafiando estereotipos, con tal impacto que 68% de las personas trans y más de la mitad de las personas afrodescendientes se sienten vulnerables por su apariencia física o su condición económica, se indicó.
Oxfam propone tres áreas de acción que permitirán transformar estos imaginarios violentos y cambiar nuestras sociedades, y hace un llamado al involucramiento de la sociedad civil y a los gobiernos que tienen la capacidad de movilizar estas acciones. En concreto, el informe llama a: aumentar el financiamiento destinado a conseguir justicia de género y racial; incorporar la justicia de género e interseccional en las políticas públicas y a avanzar hacia el cambio cultural y nuevas narrativas a favor de la transformación de imaginarios.
La ruta hacia sociedades más justas e inclusivas ha empezado con hallazgos esperanzadores, pero aún falta camino por recorrer y no será posible sin el compromiso de todas, todos y todes.