A raíz de la desinformación y tergiversación sobre lo que es la perspectiva de género, esta herramienta para combatir la desigualdad ha recibido una connotación negativa. Su incorporación en el currículo de las escuelas públicas en Puerto Rico ha sido puesta en tela de juicio y retrasada, aun décadas después de recomendaciones de especialistas en el tema de prevención de violencia de género.
La discusión, que las organizaciones feministas han mantenido vigente, volvió a la palestra pública luego que el gobernador Pedro Pierluisi Urrutia incluyera un compromiso con el desarrollo de un currículo con perspectiva de género en la orden ejecutiva del 25 de enero, que declara un Estado de Emergencia por la violencia de género en la isla. Ayer, las representantes en la legislatura del sector que se opone, la senadora Joanne Rodríguez Veve y la representante Lisie Burgos Muñiz, demandaron al gobernador y a la secretaria de Educación, Elba Aponte, para que el tribunal declare nula las órdenes ejecutivas de Pierluisi y de la exgobernadora Wanda Vázquez Garced “en todo lo relacionado a la implantación de un currículo con perspectiva de género en el sistema público de enseñanza de Puerto Rico”.
Así, los sectores fundamentalistas religiosos y ultraconservadores, han retrasado el trabajo urgente y medular para educar sobre las dinámicas de género con las herramientas, internacionalmente avaladas y utilizadas, para erradicar la desigualdad.
Un poco de historia
En el 2015, el Departamento de Educación publicó una carta circular que explicaba la política pública sobre la equidad de género y su integración al currículo escolar. La meta de ese proyecto, verificado y recomendado por organizaciones que combaten la violencia de género, era afianzar e institucionalizar la equidad entre los géneros en todas las disciplinas académicas, niveles e iniciativas de las escuelas del país.
Después de la publicación de este documento, en el país se desató un debate público porque en las redes sociales se hizo viral un libro sobre sexualidad que, presuntamente, se incorporaría en las clases.
Principalmente, las críticas hacia la iniciativa del Departamento de Educación y al exsecretario Rafael Román eran sobre el supuesto uso de libros, con material de índole sexual, con la niñez. En su momento, el funcionario negó rotundamente que esos libros, tergiversados en las plataformas sociales, fueran a formar parte del nuevo currículo con perspectiva de género.
Luego, en la administración de Ricardo Rosselló Nevares, el currículo con perspectiva de género que habían trabajado en colectivo maestras y docentes del Departamento de Educación fue descartado. Desde entonces, gran parte de la población puertorriqueña ha tenido una concepción errónea sobre lo que, verdaderamente, es la educación con perspectiva de género.
Todas se dio la tarea de entrevistar a personas expertas en el tema y de clarificar algunas de las frases falsas, descontextualizadas o tergiversadas que con más frecuencia dicen quienes se oponen a la educación con perspectiva de género.
1. “Equidad, sí; perspectiva de género, no”
Ante esta aseveración, la socióloga y portavoz del Movimiento Amplio de Mujeres de Puerto Rico, Sara Benítez Delgado, explica que la intención de la perspectiva de género es alcanzar la equidad de género.
“La perspectiva de género, precisamente, es para poder lograr la equidad. Así que una cosa va con la otra. No hay manera de separarlo. La perspectiva de género lo que te da es la capacidad de poder hacer un análisis crítico de las circunstancias para mirar cómo en esa estructura o en esa circunstancia, o en ese documento, o en esa acción o en ese pensamiento, hay entonces un sistema de desigualdad, de discrimen, de estereotipos, de sexismo y de patriarcado”, aclaró Benítez Delgado.
La incorporación de la perspectiva de género en las políticas públicas de los estados se defendió en la Cuarta Conferencia sobre la Mujer de la Organización de las Naciones Unidas (ONUMujeres), celebrada en 1995 en Pekín, China. Desde ese momento, se consideró como herramienta estratégica para promover la equidad entre mujeres y hombres.
La ONU define la perspectiva de género como “el proceso de evaluación de las consecuencias para las mujeres y los hombres de cualquier actividad planificada, inclusive las leyes, políticas o programas, en todos los sectores y a todos los niveles. Es una estrategia destinada a hacer que las preocupaciones y experiencias de las mujeres, así como de los hombres, sean un elemento integrante de la elaboración, la aplicación, la supervisión y la evaluación de las políticas y los programas en todas las esferas políticas, económicas y sociales”.
“De la misma manera que trabajamos la perspectiva de género en la ciencia, impulsando que más niñas estudien matemáticas y tecnología, pues también hay que trabajar la perspectiva de género en el área de salud, en el área de la reproducción, en las áreas de la sexualidad, porque ahí en todas esas áreas se expresan la discriminación, el patriarcado y el sexismo”, reconoció Benítez Delgado.
2. “A mis hijos los educo yo”; “Los valores se enseñan en casa”
Algunas legisladoras y legisladores han defendido que el Departamento de Educación no debe incluir la educación con perspectiva de género porque es tarea de las madres y padres enseñar los valores en cada hogar. Mientras, activistas de derechos humanos sostienen que el Estado debe intervenir porque su responsabilidad es asegurar el bienestar de todas las personas.
El abogado y portavoz del Comité Amplio para la Búsqueda de la Equidad (CABE), Osvaldo Burgos Pérez, sostiene que la educación con perspectiva de género debe ser un proceso transversal que se dé en todos los escenarios, desde la escuela hasta las comunidades.
“Nuestros padres se construyeron en la sociedad que nosotros vivimos. Una sociedad machista, patriarcal, con unas nociones de género que si no fueron trabajadas en su proceso formativo, pues lo van a repetir en los patrones que tienen con sus hijos. Y se sigue repitiendo generación tras generación. Por eso, es que el Estado tiene que intervenir y crear un modelo educativo de manera que empecemos a cambiar esa visión de mundo. Esto no va a cambiar en una generación, pero podemos garantizar que generaciones futuras vayan a tener personas más sensibles en sus hogares, con más conciencia de género. A la larga, el efecto será que se reduzca la violencia”, declaró Burgos Perez.
3. “No existe conexión entre la educación con perspectiva de género y el detener la violencia contra la mujer”. – Representante Lisie Burgos, de Proyecto Dignidad
La directora del Observatorio de Equidad de Género, Irma Lugo Nazario, compartió que la perspectiva de género nació de una mirada al trabajo de los derechos humanos para proteger la vida y la dignidad de cada individuo. Desde su espacio de investigación y fiscalización de los feminicidios en Puerto Rico, la doctora ha defendido que la educación con perspectiva de género ataca las raíces del problema.
“Es una herramienta conceptual, interseccional, amplia, multidisciplinaria e interdisciplinaria. Es bien importante, no mucha gente lo entiende así. La idea es, precisamente, analizar los contextos sociales, políticos, económicos, culturales, de diferentes formas y cómo se interrelacionan para trabajar a favor de la sociedad y combatir la violencia”, argumentó Lugo Nazario.
4. “En los países donde se ha implementado este modelo (países nórdicos), la violencia hacia la mujer, no tan solo ha aumentado, sino también las agresiones sexuales contra ellas y contra los niños”. – Representante Lisie Burgos
Existe una diferencia entre aumentar y visibilizar.
Según un estudio de Amnistía Internacional, las altas cifras de agresiones sexuales en los países nórdicos se debe a que sus sistemas de justicia están fallando a las sobrevivientes de violencia sexual. Es por razones de violencia e impunidad institucionalizada, no por sus políticas de igualdad de género, entre ellas la educación con perspectiva de género.
Algunas razones recogidas en el estudio demuestran la existencia de una legislación “deficiente, mitos nocivos y estereotipos de género generalizados que desembocan en la impunidad de los violadores en toda la región”. La perspectiva de género combate estos problemas desde sus raíces. Al 2020, los gobiernos de estos países ya han incorporado algunas leyes para atacar las agresiones.
La doctora Lugo Nazario puntualizó que la perspectiva de género ayuda a visibilizar estas violencias que antes no eran identificadas. Es de esperarse que cuando se implementa un proceso que hace evidente las inequidades que antes eran toleradas, el número de denuncias y la magnitud del problema existente desde antes quede mejor registrado. Cuando se identifica formalmente, se puede atender.
“Hay que ver entonces que se visibiliza lo que estaba antes invisibilizado, porque (la perspectiva de género) da la mirada amplia para poder identificar dónde hay violencia o las consecuencias de la violencia para trabajar a favor en ella. Es un trabajo de justicia social y esa es la forma de verlo. Trabajamos hacia eso porque es la justicia para todos y todas. La cuestión es que la sociedad mejore”, insistió Lugo Nazario.
5. “Educación con perspectiva de género ‘hipersexualiza’ a los jóvenes”
La gestora del proyecto autogestionado WetJustice: Educación Sexual para Decidir, Educación Sexual para Asumirse, Karla Ferrer-Arévalo, negó que la educación con perspectiva de género hipersexualice a la niñez. Al contrario, detalló que el sistema educativo aún tiene que deconstruir ideas tradicionales sobre la sexualidad que oprimen y discriminan, y la educación con perspectiva de género, incluida la educación sexual integral son una herramienta a la cual tienen derecho.
“La idea errada de que la educación con perspectiva de género y la educación sexual integral hipersexualiza a les niñes y jóvenes responde a un sistema de valores que es muy rígido y que todavía tiene que desaprender ideologías tradicionales que son muy conservadoras que se basan en valores morales de posesión, que utilizan los discursos sobre los derechos humanos a conveniencia del adultocentrismo, a la vez que les niega derechos a las infancias, a la niñez y a la adolescencia. Es un asunto de poder y de control, que lo menos que proporcionan son control y cuidados que respondan a las necesidades de estas poblaciones”, explicó Ferrer-Arévalo.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), la educación sexual integral, que también debe incluirse como parte de un currículo con perspectiva de género, tiene el propósito de dotar a la niñez de conocimientos basados en datos empíricos, habilidades, actitudes y valores que le empoderen para disfrutar de su salud, bienestar y dignidad. Asimismo, sostiene que la educación sexual integral ayuda a entablar relaciones sociales y sexuales basadas en el respeto.
“No se trata de enseñar el kamasutra ni de hipersexualizar, sino todo lo contrario, pone en perspectiva que, en relación a los varones, particularmente las niñas y las mujeres son hipersexualizadas y explotadas por el sistema patriarcal”, sostuvo Ferrer Arévalo.
6. “La educación con perspectiva de género promueve la homosexualidad”
La abogada y directora de Proyecto Matria, Amárilis Pagán Jiménez, manifestó que este mensaje sobre la destrucción de la familia tradicional y la perversión de menores de grupos fundamentalistas está cada vez más debilitado.
“La orientación sexual no es algo que se aprenda por modelaje. La identidad de género es algo que los niños y niñas desarrollan, independientemente, de quien esté en su entorno familiar. (…) La educación con perspectiva de género te permite entender que hay otras personas como tú y que hay diversidades. Te libera. Te da una mejor autoestima. Cuando entiendes las diversidades y tú no eres parte de la comunidad LGBTT, las puedes respetar y puedes interactuar con ellas sin violencia”, subrayó Pagán Jiménez.
Además, Burgos Pérez de CABE añadió que la misión de la perspectiva de género es comprender que existen diversas orientaciones, identidades y expresiones de género.
“Lo primero que hay que contestar a esa noción es que los homosexuales hemos existido, históricamente, en sociedades que no tienen perspectiva de género. Así que, ¿qué nos creó? ¿Qué nos hizo homosexuales? ¿Qué hizo a la persona trans? No fue una educación con perspectiva de género, porque no la tenemos. Así que lo que pretende la educación con perspectiva de género es entender que no hay nada de malo con tener cualquier identidad, sino respetar la diversidad y respetar que las personas tienen diversas orientaciones sexuales, diversas identidades de género, diversas expresiones de género y que ninguna es mejor que otra, que todas son válidas. Lo que importa es la dignidad que hay detrás de cada ser humano”, manifestó Burgos Pérez.
7. “La perspectiva de género va contra las enseñanzas bíblicas o contra la iglesia”
La influencia de grupos fundamentalistas religiosos ha introducido un mensaje erróneo sobre que la perspectiva de género tiene una agenda contra la iglesia. Principalmente, basan sus posturas sobre la concepción de pecado de las personas de la comunidad LGBTTQIA+ y la destrucción de la “familia tradicional”, basada en el patriarcado.
Sin embargo, aliadas de la comunidad religiosa han defendido la educación con perspectiva de género porque también contribuye a la justicia social desde los espacios eclesiásticos.
La teóloga feminista Agustina Luvis Núñez defiende que la perspectiva de género es parte orgánica de la filosofía de Jesús en la religión judeocristiana. La también profesora insistió que el que diga que la perspectiva de género va en contra de la Biblia está mintiendo.
“Es parte de la propaganda negativa que se le quiere dar a la perspectiva de género. Realmente, Jesús, desde el principio de su ministerio, empezó a atender a las mujeres, que eran consideradas no personas en la sociedad judía. Empezó a invitarlas a que se sentaran a estudiar con él cuando los hombres eran los únicos que podían estudiar. De muchas maneras, Jesucristo utilizó la perspectiva de género contra la cultura judía, que era una cultura muy patriarcal, para afianzar la dignidad de las mujeres”, compartió Luvis Núñez.
“Todo lo contrario. Hay un trabajo de feministas religiosas, como la monja católica de España Teresa Forcades. Es genial porque, desde esa mirada, están hablando sobre la perspectiva de género. Es una cuestión de respeto al ser humano, a la dignidad del ser humano. Y eso es lo que mucha gente, a veces, no ve”, clarificó, por su parte, la doctora Lugo Nazario sobre esta tergiversación.
8. “La perspectiva de género es una ideología”
Ante este discurso malintencionado sobre la perspectiva de género, Pagán Jiménez sostuvo que las ideas que propone esta herramienta son para mirar desde el respeto a la diversidad y entender que existe un machismo arraigado a la sociedad puertorriqueña que oprime a las mujeres y personas LGBTTIQA+.
“La palabra ideología no es negativa en sí misma. Sí, estoy consciente de que es un discurso que tenemos que contestar y explicar que no es parte de un proyecto perverso que pretenda destruir nuestra sociedad. Al contrario, (la perspectiva de género) es un conjunto de ideas que propone que podamos mirar desde el respeto a las circunstancias que viven las mujeres y, hoy en día, también las personas LGBTTIQA+ para poder brindarles espacio para su desarrollo humano pleno”, clarificó Pagán Jiménez.
Por su parte, la Coordinadora Paz para las Mujeres, Vilma González Castro, sostuvo que las intenciones de darle una connotación negativa a la perspectiva de género desembocan en justificar un sistema patriarcal que violenta a las mujeres.
“Yo creo que tú puedes ser conservadora, pero cambiar el discurso y desinformar ahí es que yo veo el problema. Muchas personas, en los últimos tiempos, han estado desinformando sobre lo que es la perspectiva de género para mantener una ideología que se sostiene en el patriarcado, el machismo y la desigualdad. Cuando hablamos de perspectiva de género, estamos hablando de equidad. Estamos hablando de oportunidades”, destacó González Castro.