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República Dominicana: adultos abusan y embarazan a adolescentes sin educación sexual

En el país hay tabúes que limitan la libre distribución de preservativos. El equipo de Todas confirmó en febrero y marzo que en farmacias del pueblo (financiadas por el Gobierno) no había condones masculinos disponibles, a pesar de que deben ser vendidos a bajo costo, como parte del Programa de Medicamentos Esenciales y Central de Apoyo Logístico (PROMESECAL). Grupos religiosos ultraconservadores se han opuesto durante décadas a su distribución entre los jóvenes
Ilustración de un útero sobre una mano.

Ilustración por Kilia Llano


Nota de las editoras: Este reportaje es el primero de una serie de tres historias sobre cómo el Gobierno “provida” (antiderechos) en República Dominicana cuida poco a las embarazadas, limita la educación sexual de sus adolescentes, tiene fallas en los servicios de planificación familiar y no
previene el abuso. La historia a continuación aborda el tema de la violencia sexual.


—No tenía idea de nada, de nada. ¡Nada! — respondió la joven del municipio de Tamayo, en la provincia Bahoruco, suroeste de la República Dominicana, cuando el equipo de Todas le preguntó: “¿Qué sabías sobre métodos anticonceptivos cuando saliste embarazada la primera vez?”. La llamaremos Britani, para cuidar su identidad. Fue madre a los 17 años. Un hombre, 11 años mayor que ella, la embarazó. Ahora tiene 22 años, y ya ha parido a su segundo hijo.

—¿Nunca, ni la escuela ni en la casa te hablaron sobre tu cuerpo o sobre métodos anticonceptivos? 

—No, nada —reitera Britani.

Y así, con nada de educación sexual, como miles de adolescentes dominicanas, Britani fue víctima de un abusador, aunque ella no lo reconozca como tal, en un país donde la ley fija en 18 años la edad mínima de consentimiento, pero parte importante de la sociedad aún valida las relaciones de hombres adultos con adolescentes, sobre todo en las zonas rurales y en las provincias más empobrecidas. En Bahoruco, el 74.5% de los hogares son pobres, pertenecen al nivel socioeconómico muy bajo y bajo, de acuerdo con los indicadores provinciales del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD). 

“Una de las características de la maternidad adolescente es la marcada diferencia de edad de la madre con el padre. En general, esta diferencia de edad supera los 10 años, pero se observan casos donde esta diferencia es de hasta 30 años y más. En el año 2024 la edad promedio de los hombres que embarazaron a las adolescentes fue de 24.96 años. Esto coloca a las adolescentes en mayores riesgos”, se explica en una infografía publicada por la Oficina Nacional de Estadística (ONE). 

Si Britani o su familia hubieran denunciado al abusador en una fiscalía, se habría registrado en el país un caso más de “seducción de menores”. Este delito es cometido por adultos (casi siempre hombres) que manipulan a menores (casi siempre mujeres adolescentes) para tener relaciones sexuales. El año pasado, la Procuraduría General de la República recibió 2,177 denuncias de “seducción de menores”. También hubo 530 denuncias de incestos (de adultos contra adolescentes, niñas y niños).

Para identificar y prevenir tanto el abuso como el embarazo en la adolescencia, se necesita lo que le faltaba a Britani, educación sexual. La falta de educación sexual de calidad, basada en evidencia científica y con enfoque de derechos es uno de los principales problemas que enfrentan las adolescentes y las mujeres jóvenes en la República Dominicana, afirma Virtudes de la Rosa, directora del Instituto de Investigación y Estudios de Género y Familia (IGEF) de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). 

“La educación sexual en nuestro país no existe y si existe, existe justamente para negar derechos, para deformar”, enfatiza la académica. Y agrega que, en parte, por influencia de las élites ultraconservadoras de las iglesias Católica, protestantes y pentecostales no se ha podido articular una política pública basada en evidencia científica y con enfoque de derechos, porque algunos religiosos quieren que se enseñe sobre sexualidad humana solo desde dogmas y conceptos como la abstinencia. 

Y dejar a las adolescentes y a las mujeres jóvenes sin herramientas para evitar el embarazo o las uniones tempranas tiene un grave efecto en su futuro. Según la Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples (ENHOGAR-2024), el 17.9% de la población femenina de 10 años y más dejó de asistir a la escuela o a la universidad porque se embarazó o se casó.

Desde el Ministerio de Educación, Irma Levasseur, encargada del Departamento de Género del Ministerio de Educación de la República Dominicana (MINERD), replica a quienes acusan a la institución de enseñar desde el dogma, que esta versión de los hechos no es cierta. Dice que no promueven la educación sexual basada en la religión, aunque sectores conservadores confunden el concepto de género con el de “ideología de género”. Asegura que esto no ha influido en las decisiones del Departamento de Género, ya que trabajan con un enfoque de derechos. 

Sin embargo, mujeres que trabajan con la promoción de la salud sexual y reproductiva en Santo Domingo, el Suroeste y el Este del país desde organizaciones sociales, confirmaron a Todas que, en general, no se da educación sexual de forma sistemática en las escuelas públicas. Pero que, según la sensibilidad y apertura de cada director o directora, pueden negociar (o no) la posibilidad de impartir algunas charlas a estudiantes o maestros, como lo hacen con otros espacios de la comunidad.

Los datos muestran que la estrategia utilizada para promover la educación sexual y prevenir el embarazo en la adolescencia en el país no ha sido muy efectiva. Según estadísticas suministrados por el Servicio Nacional de Salud (SNS), la tasa de embarazos en las adolescentes dominicanas es de 77 por cada mil mujeres entre 15 y 19 años, una de las más altas de América Latina y El Caribe. De acuerdo con el “Informe sobre el Estado de la Población Mundial 2024”, publicado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), la tasa de natalidad adolescente, por cada 1,000 mujeres de 15 a 19 años en Jamaica es de 36, en Panamá de 62 y en Paraguay de 72; en América Latina y El Caribe, como región, es de 51. 

De enero a marzo de 2024 se registraron 17,846 embarazos en adolescentes en el país, según datos preliminares publicados por la ONE. Y el 18.5 % de la población adulta de la República Dominicana se casó o unió antes de cumplir la mayoría de edad, se explica en ENHOGAR 2024. El 29.1 % de las mujeres se casó o unió antes de los 18 años, en comparación con el 6.2 % de los hombres, de acuerdo con el informe.  

El tabú de hablar de sexo con los y las adolescentes

Una de cada 5 adolescentes en República Dominicana ya es madre o está embarazada. Así que es casi imposible que un residente en el país no conozca a una adolescente que esté o haya estado embarazada. Sin embargo, hablar de sexo en las familias y en las comunidades es un tabú. 

Como el embarazo en la adolescencia, la falta de educación sexual afecta a muchas familias generación tras generación.  Anny Minerva Jáquez, coordinadora de la Tertulia Feminista Sur y defensora de derechos humanos, explica que muchos padres y madres entienden que hablar sobre sexualidad de forma clara, induce a las adolescentes a tener relaciones.

Jáquez cuenta que conoce padres y madres que hasta amenazan con demandar a profesoras o promotoras de organizaciones sociales que hablen de sexo y planificación familiar. Pero, en otros casos, las madres, conscientes de su propia falta de información y de herramientas para abordar el tema, se acercan con discreción a las promotoras y líderes comunitarias para que orienten a sus hijas. 

 Levasseur, acompañada de su equipo, dijo que encuentran obstáculos en la sociedad, entre los padres y a veces tienen la oposición de algunos docentes que, a pesar de recibir materiales y capacitaciones, en muchos casos no implementan el programa.

El debate sobre la educación sexual en las escuelas se ha mantenido en la opinión pública durante al menos 20 años, sin que se llegue a una política pública coherente y sostenible. Entre tanto, el embarazo temprano continúa como un problema de salud pública tan grave que en hospitales como la Maternidad Nuestra Señora de la Altagracia se han tenido que crear espacios destinados solo a la atención de menores de edad embarazadas.  En estos lugares se les ofrece atención médica, psicológica y asesoría de planificación familiar. 

Sistema de salud pública, anticoncepción y prejuicios

No se venden condones masculinos en la farmacia del pueblo (financiada por el Gobierno), ubicada en las instalaciones de la Maternidad Nuestra Señora de la Altagracia, la más importante del país, confirmó la dependienta cuando se le preguntó que cuánto costaban los preservativos, el pasado 5 de marzo a las 3:00 de la tarde.  De acuerdo con la página del Programa de Medicamentos Esenciales y Apoyo Logístico (PROMESECAL), los condones deben venderse en las farmacias del pueblo a dos pesos dominicanos la unidad. En las farmacias privadas se venden a partir de los RD$16 pesos la unidad. 

El equipo de Todas confirmó, además, que no había preservativos en otras farmacias del pueblo, como las ubicadas en Los Mameyes, en la Maternidad San Lorenzo de Los Mina y en el hospital Municipal de Los Mina, en Santo Domingo Este. Tampoco había preservativos disponibles en la farmacia del pueblo localizada en el Municipio de Guerra, ni en otras ubicadas en el Cibao y el Suroeste del país.

En 2010 autoridades del Consejo Nacional para el VIH y el SIDA (CONAVIHSIDA) (antiguo COPRESIDA) sugirieron que se vendiera condones en las farmacias del pueblo (boticas populares) , como parte de la estrategia gubernamental de prevención de infecciones de transmisión sexual y esta idea se reiteró hasta el 2018. También fue reiterativa la oposición de grupos evangélicos conservadores, con el argumento de que la venta libre de condones a bajo costo lleva a los jóvenes a tener relaciones sexuales a destiempo.

Planificación familiar y sesgos de género

En las farmacias visitadas tampoco tenían a la venta inyecciones anticonceptivas (Acetato De Medroxiprogesterona), aunque se encuentran en la lista de medicamentos de PROMESECAL. Pero en todos los Centros de Primer Nivel (CPN) (en los que funcionan Unidades de Atención Primaria) visitados por el equipo de Todas había al menos algún tipo de anticonceptivo disponible para mujeres y adolescentes. 

En el CPN ubicado en el edificio I-1 de Los Mameyes, en Santo Domingo Este, no había inyecciones el 26 de enero, aunque sí anticonceptivos orales. La información fue confirmada por usuarias que acudieron ese día al centro a buscar el servicio de planificación por primera vez. Lejos de Santo Domingo, en el centro del Higo de Santa Cruz (Batey 5), en Bahoruco, no había condones disponibles en marzo. 

Otros anticonceptivos de barrera, como el dispositivo intrauterino (DIU), no suelen encontrarse con facilidad ni en los CPN ni en algunos hospitales municipales, confirmaron pacientes y mujeres que militan en organizaciones sociales, como Anny Minerva Jáquez.

Jáquez dice que con frecuencia el servicio de colocación del dispositivo no se adapta a las necesidades de las mujeres, especialmente de las más empobrecidas, las que viven fuera de las zonas urbanas o enfrentan situaciones de violencia.

“Por ejemplo, si los martes ponen el DIU, a veces en el hospital no se organizan y no pueden atenderlas a todas. Van mujeres que solo pueden disponer de ese día, mujeres que vienen del campo, que fueron ese martes porque tenían la menstruación (requisito para colocar el dispositivo), y entonces ellas tendrían que esperar al mes siguiente para planificarse, volver a pagar pasaje, pagar sonografía en un centro privado si no hay en el público, pagar la prueba de embarazo, y luchar con hombres que a veces no entienden, especialmente si viven situaciones de violencia”, explica la dirigente social.  

La doctora Luz Fermín, encargada de la Sección de Adolescentes del Servicio Nacional de Salud (SNS) admitió que, aunque se han logrado avances para facilitar la planificación familiar en el sector público, todavía se debe mejorar. “Debemos seguir aunando esfuerzos para que las usuarias tengan el debido conocimiento a la hora de seleccionar el método, que tengan libre acceso y que los métodos anticonceptivos estén disponibles en todos los hospitales de la red pública. A nivel de la red pública, desde el primer nivel de atención hasta el tercer nivel de atención, están disponibles todos los métodos anticonceptivos, desde los métodos de barreras hasta los métodos de larga duración”, afirmó la especialista, al responder en un cuestionario enviado por correo electrónico.

De acuerdo con datos de la ONE, el 24 % de las mujeres de entre 15 y 19 años unidas o casadas tienen necesidades de planificación familiar insatisfechas.  

El servicio de planificación familiar en los hospitales es gratuito.  Las consultas de planificación familiar están, casi siempre, llenas de mujeres adultas y adolescentes. Los varones no se suelen involucrar en la anticoncepción, aunque pueden buscar condones en los CPN. Pero en el país donde se teme hablar de sexo, no se informa sobre estos servicios, y se refuerza así la idea de que la planificación es solo cosa de mujeres. En los centros que visitó el equipo de Todas, como la sala de adolescentes de la Maternidad Nuestra Señora de la Altagracia, eran madres, tías, hermanas y abuelas las acompañantes de las jóvenes embarazadas o que deseaban planificarse. 

Una señora que acompañaba a su nieta de 15 años se preguntaba qué había fallado en la crianza de la joven para que terminara embarazada de otro adolescente. “Una muchacha criada en su casa, que no salía, que era inocente”, comentó la señora, que vive en un barrio de clase trabajadora de Santo Domingo. 

Ella, como las familias del Sur de las que habla Anny Minerva Jáquez, también pensaba que mantener la “inocencia”, es decir, evitar conversaciones sobre sexo y limitar las salidas de la adolescente, iba a librar a su nieta de pertenecer a una estadística que no solo limita la vida académica y el proyecto de vida de las chicas, también tiene un gran impacto económico para el país. 

En 2021, el  Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) calculó en RD$3,652 millones de pesos dominicanos  el costo del embarazo adolescente para la República Dominicana.

Miedo, vergüenza y revictimización

En algunos centros de salud se informa que la primera vez que las adolescentes acuden a la consulta de planificación deben ir acompañadas de una persona adulta de su familia, preferiblemente el padre (que no suele ir) o la madre. Esta medida es percibida como un obstáculo por adolescentes que no quieren informar a sus padres que ya son sexualmente activas, confirmaron promotoras de salud.

Jáquez cuenta que, además, en los pueblos pequeños las adolescentes le temen a una posible indiscreción de parte del personal médico y administrativo. Piensan que los empleados pueden contar a sus familiares que acudieron a la consulta de ginecología o de planificación. En ese sentido, entiende que el Servicio Nacional de Salud debe desarrollar un plan para mejorar los niveles de confianza de las adolescentes y mujeres jóvenes en el sistema, y corregir cualquier falta de confidencialidad en los servicios.

Además de enfrentar la falta de educación sexual, las limitaciones para acceder a determinados anticonceptivos, la incomprensión de las familias y el abuso de hombres adultos, muchas adolescentes embarazadas pueden ser expulsadas de las escuelas públicas. 

En el estudio de Vida escolar en adolescentes madres y unidas, publicado en 2024 por el Instituto Dominicano de Evaluación e Investigación de la Calidad Educativa, se explica que: “A través de entrevistas a profundidad realizadas a adolescentes embarazadas y/o madres, a directores y a líderes comunitarios del área de estudio, se identificaron algunas conductas consideradas como excluyentes. Una de estas acciones es la expulsión del centro. En los planteles en los que se imparte docencia en la noche, una de las opciones es reubicar a la joven en la tanda nocturna”.

Este informe también identificó que las jóvenes están preocupadas por la falta de educación sexual. «Este año no están dando charlas. Y mira que deberían… en la escuela están apareciendo muchos muchachos de once y de doce haciendo cosas que yo estoy sorprendida», dijo una de las adolescentes entrevistadas, según la investigación. 

Pero, escuelas, familias, comunidades y el sistema de salud con frecuencia se niegan a ayudarlas a no repetir historias tan desgarradoras como las de Santa Herrera, una empleada del hogar de Santo Domingo Norte, que soñaba con ir a la universidad, pero al quedar embarazada, fue trasladada al liceo nocturno y dejó los estudios porque le daba miedo ser asaltada en el camino. Ahora tiene cuatro hijos, entre ellos una adolescente que asiste a la escuela pública.


Este reportaje fue realizado con el apoyo de la International Women’s Media Foundation (IWMF) como parte de su iniciativa de Derechos Reproductivos, Salud y Justicia en las Américas.

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