Habitar el planeta Tierra implica vivir en el único lugar en el sistema solar apto para la vida como la conocemos. Para cerrar el mes de abril, el cual anfitriona el Día del Planeta Tierra, quiero ofrecerte un vistazo a lo que hace nuestro hogar tan valioso y singular, y cómo hacer mejor uso del agua y proteger las fuentes de agua fresca es obligatorio -y urgente- por un bienestar individual, colectivo y planetario.
Soy muy agradecida con la vida, me ha privilegiado con experiencias educativas que alientan el lente con el que proceso -y aprecio- nuestro mundo. Una de ellas fue el año pasado, cuando visité la exhibición “Worlds Beyond Earth” (Mundos más allá de la Tierra) en el Hayden Planetarium del Museo Americano de Historia Natural, en Nueva York.
Cuando compré la entrada a la exhibición, mi expectativa era salir fascinada con mundos más allá del nuestro, y que me provocara el deseo que hubiese vida en otro planeta. No fue así. Terminé enamorándome aún más del nuestro, ¡porque es único!
La Tierra, desde el Caribe
La Tierra, que orbita alrededor del Sol, es el tercer planeta más cercano a esta estrella, estando a unas 93 millones de millas de distancia. Según la Administración Nacional de Aeronáutica y Espacio (NASA, por sus siglas en inglés): “Si el Sol fuera tan alto como una puerta de entrada típica, la Tierra tendría el tamaño de una moneda de cinco centavos”. Algunas de las cualidades únicas de nuestro planeta son su perfecta ubicación -cerca pero no tan cerca del Sol-, su tamaño, sus placas tectónicas activas que son las que -con su movimiento- forman montañas, volcanes y terremotos.
Esas mismas placas, desplazaron rocas hacia la parte este del océano Pacífico y ayudaron a formar “la Placa del Caribe” (entre América del Norte y Sur). Aunque Puerto Rico no se originó de un volcán, sí fueron explosiones volcánicas en otras islas las que, uniéndose, compusieron el lugar que hoy llamamos nuestra patria, como narra el geólogo Pablo A. Llerandi-Román en su ensayo del libro “¡Ciencia Boricua! Ensayos y anécdotas del científico puertorro”.
Los ingredientes esenciales para la vida son la temperatura adecuada, una atmósfera y, muy esencialmente, el agua. ¡Alrededor del 71% de la superficie de la Tierra está cubierta de agua! De eso, el 97% se encuentra en nuestros océanos; mientras que el resto existe en el aire (como “vapor de agua”), en ríos y lagos, en los polos y glaciares, en la humedad del suelo y en acuíferos. ¡Hasta en los animales vivos, como tú y como yo! Estamos compuestxs de hasta 60% agua.
Somos agua
Es doloroso reconocer que no hemos sido buenos para el planeta Tierra, ni mucho menos para nuestras reservas de agua fresca. Pensar en su conservación toma prioridad cuando reconocemos que solamente el 2.5% de toda el agua en la Tierra es agua dulce, esa misma que necesitamos todos los seres vivos para consumo, limpieza y vida.
En el 2022, el Comité de Expertos y Asesores sobre Cambio Climático de Puerto Rico (CEACC) publicó 57 recomendaciones en torno al recurso agua. Según el CEACC, nuestras islas ocupan el lugar 135 de 182 jurisdicciones evaluadas en el mundo con relación a su disponibilidad de agua dulce por persona. Y somos la segunda jurisdicción en América Latina con menos disponibilidad de agua dulce por persona.
También, revelaron que la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) pierde alrededor del 60% del agua que producen, y la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) pierde la misma cantidad en sus canales de riego. Agudizando todo esto (como si hiciera falta algo más), la crisis climática aumentará el nivel del mar, y hará que agua salada entre en nuestras reservas de acuíferos, entre otros muchos y serios impactos. Por tanto, el CEACC recomendó cursos de acción, tanto a nivel de gobierno como a niveles municipales y de hogar.
Entre estos: reducir la pérdida de agua de la AAA de un 60% a un 17% (que es la norma internacional); la de la AEE de un 60% a un 10%; establecer en los hogares de Puerto Rico el programa de conservación de la Agencia Federal de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) WaterSense, el cual reduce el consumo del agua en los hogares en un 40%; crear programas de conservación de agua a nivel municipal; y promover que todos los hogares practiquen la captura del agua de lluvia.
Según el CEACC, algo tan simple como regar tus plantas en la mañana puede ayudar, pues disminuye la evaporación del recurso. Comienza conmigo, contigo, en el hogar y la vida. Ojalá y cada vez más podamos accionar sobre esta evidencia científica, y poner nuestras energías en defender y conservar nuestro paraíso.
Especialmente porque, en el 2024, elegiremos un nuevo gobierno, y, en sus propuestas, tenemos que ver consideradas medidas de política pública sobre el mejor uso y la conservación del agua.