(Foto de archivo de Ana María Abruña Reyes)
Hay escenarios de lucha en los cuales ciertos símbolos se convierten en referentes, aun cuando existen debates sobre sus orígenes y significados.
En el caso de las luchas feministas, el uso del color violeta es emblemático en las movilizaciones convocadas por mujeres en contra de la violencia de género.
No serán pocas las ciudades del planeta que mañana, 8 de marzo, tendrán su propia versión de la marea violeta, como parte de las manifestaciones del paro feminista durante el Día Internacional de la Mujer. También, habrá calles con sus toques de verde, como representativo de la defensa del derecho al aborto libre, seguro y accesible para todas las mujeres.
Las diversas concentraciones en las calles y en otros espacios públicos alrededor de la isla se pintarán de violeta como parte de los reclamos en contra de la imposición de mayor precariedad económica, así como las demandas por el derecho a la salud, autonomía de los cuerpos, entre otros planteamientos políticos.
¿Por qué se usa el violeta como color representativo de las luchas feministas?
Uno de los relatos que trata de explicar la selección de este color está relacionado con la masacre de trabajadoras que acaeció el 8 de marzo de 1908. Ese día, un grupo de mujeres se manifestaban en reclamo de mejores condiciones laborales. Declararon una huelga y fueron encerradas en la fábrica Cotton Textil de Nueva York, donde murieron calcinadas.
Algunas versiones, publicadas en medios periodísticos, declaran que, previo a su muerte, estas mujeres trabajaban telas color violeta. Incluso, establecen que personas vieron el color violeta en el humo que salía de la fábrica.
Ambos planteamientos, han sido cuestionados por falta de corroboración histórica.
Otra argumento más conservador en torno a los roles de género tradicionales, sugiere que el violeta representa igualdad por tratarse de una mezcla entre el rosa que, desde tiempos recientes, se asocia al género femenino y el azul que, culturalmente, se vincula al género masculino.
El violeta también fue usado como símbolo por las sufragistas inglesas hace más de un siglo.
Independientemente de las razones para elegir este color, el violeta se ha convertido en un símbolo de resistencia de muchas movilizaciones de mujeres alrededor del mundo.
Con el pasar de los años, se ha consolidado como un referente de la lucha feminista, independientemente de si los relatos sobre su origen sean confirmados o no por documentos e investigaciones históricas. Ha adquirido su propio valor político, tras tantos sucesos de lucha y resistencia que han utilizado este color como telón de fondo.
Para la activista inglesa sufragista de principios del siglo XX, Emmeline Pethick, el violeta es el “color de los soberanos, simboliza la sangre real que corre por las venas de cada luchadora por el derecho al voto, simboliza su conciencia de la libertad y la dignidad”.
En el contexto de Puerto Rico, la procuradora de las mujeres, Lersy Boria, hizo un llamado a vestirse de blanco porque “posee características positivas y transmite claridad”, según declaraciones escritas. Esa invitación contrastará con la marea violeta que todos los años se vuelca en las calles en defensa de los derechos de las mujeres.
Es el mismo color que el pasado 23 de noviembre pintó los reclamos de una declaración de estado de emergencia por la violencia machista y feminicidios en la isla. Asimismo, activistas feministas llevan meses luchando en contra de la aprobación del Proyecto del Senado 950, que busca limitar el derecho al aborto en Puerto Rico.