(Fotos y vídeos de Ana María Abruña Reyes en el local El Boricua en Río Piedras)
La cantautora iLe camina un poco más liviana desde que redescubrió la escritura como una forma de desahogar sus preocupaciones, frustraciones, miedos y alegrías. Desde esa página en blanco, aprendió a defender sus puntos de vista ante la situación social y política de su país, y, además, reafirmó su identidad puertorriqueña.
Ileana Cabra, su nombre real, recordó que comenzó a escribir poemas en su preadolescencia. Bromeó sobre el asunto porque hoy no se atrevería a mostrar uno de esos textos.
“Escribía poemas medio a lo loco, que, de hecho, eran trágicos. De momento, todo terminaba en algo bien horrible. No creo que haya algo por ahí de lo que me pueda sentir orgullosa”, confesó mientras se reía al pensar en esos primeros escritos que no tomaba en serio, como le ocurrió con el canto, porque a esa edad no se visualizaba con un micrófono en su mano frente a un público.
Su primer acercamiento a la música fue a través del piano, por lo que, en esa etapa de su vida, quizás, se imaginaba como instrumentista. Más que pensar en el futuro, se disfrutaba interpretar ese instrumento que la unía más a su familia, siempre vinculada a las artes.
Después de dejarse llevar por la oferta de sus hermanos René Pérez (Residente) y Eduardo Cabra (Visitante) para ser parte de la banda Calle 13, iLe se percató de que la voz sería su instrumento preferido. Se embarcó en esta aventura cuando solo tenía 16 años.
Desde la tarima con sus hermanos, desarrolló su potente voz. Aprendió a identificar con cuáles sonidos se sentía a gusto, más allá de la salsa y el bolero, con los que creció y nunca faltan en su librería musical. Luego de diez años de viajar el mundo con la agrupación, se apropió de su ruta artística.
Cuando conceptualizaba su primer disco, iLevitable (2016), entonces, se reencontró con la escritura.
“Quería hacer un disco, y empecé a soltar. He aprendido poco a poco a trabajar con eso, de liberar un montón de cosas y escribir te ayuda, aunque sea de manera de desahogo. Poco a poco he entendido que me ayuda a entender lo que siento que, a veces, es difícil de apalabrar. Desde el primer disco, me he acostumbrado a escribir sin detenerme”, expresó la ganadora de un Grammy en la categoría de mejor álbum de rock latino de rock, urbano o alternativo con iLevitable.
En ese primera producción, dijo, quería enfocarse en las emociones que, en ocasiones, el ser humano no se permite mostrar ante los demás por miedo a verse vulnerable. En ese trabajo musical, incluyó composiciones de su autoría y de su hermana Milena Pérez Joglar, pero, sobre todo, rindió un homenaje a su abuela Flor Amelia de Gracia al incorporar los temas Dolor y Quién eres tú.
En su disco más reciente, Almadura, las vivencias fueron distintas. Había mucho de lo que quería hablar, por lo que diez canciones son de su autoría. También, integró al repertorio los temas Mi novia, de Eddie Palmieri; y De luna, de Milena Pérez Joglar. ILe y el músico Ismael Cancel estuvieron a cargo de la producción del proyecto de ritmos afrocaribeños.
Al escuchar las canciones, sobresalen palabras como resistencia, dependencia, identidad, tierra, miedo y otras que muestran su visión del Puerto Rico actual. En sus composiciones, hace una invitación a defender este terruño y las raíces históricas y culturales.
“Quería hablar del conformismo, la indiferencia, la dependencia y del sentir de algunos que creen que no tenemos la capacidad de ser autosuficientes. Nos han mal educado. No podemos creernos ese cuento. Creo que, después del huracán María, quedó más que demostrado que tenemos toda la capacidad para ser autosuficientes. La ayuda que siempre estamos esperando que venga a nosotros no la recibimos como pensábamos y, entonces, tuvimos que reaccionar y trabajar en equipo, en familia”, mencionó la artista, de 30 años.
“Seguimos siendo gente cálida que, de momento, nuestros actos de revolución son cuando demostramos la verdadera solidaridad que hay entre nosotros. No quisiera que tengan que pasar momentos dramáticos y críticos para nosotros reaccionar, sino que siempre estemos alerta y llevar nuestro mensaje de que podemos trabajar en equipo para mejorar nuestro país y no seguir esperando por nadie”, reiteró al señalar que la situación vivida con el huracán María y la respuesta del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, comprobó que Puerto Rico no es prioridad para esa nación.
“Me afecta más el estado mental que el político. Es importante reconocer toda esa fuerza interior y exteriorizarla. No podemos dejarnos aplastar, dejarnos humillar. Siento que permitimos un abuso y nos creemos que somos menos, cuando pienso que somos todo lo contrario”, añadió sobre ese sentir que aparece en las composiciones de Almadura.
Desde esa misma mirada honesta y en palabras sencillas, en la canción Temes, la cantautora trae a la atención de sus seguidores la situación de violencia machista que se vive en Puerto Rico. En este año, al menos ocho mujeres han muerto a manos de sus parejas o exparejas, y, según informes policiacos y noticias en los periódicos y noticiarios, todos los días se reportan querellas, órdenes de protección y agresiones sexuales.
En el vídeo del bolero Temes, iLe le da vida una mujer, quien se encuentra amarrada y tirada en la calle, donde sufrió una agresión sexual. “Quería que la canción se entendiera fácilmente y que llegara directamente hacia el patriarcado, hacia ese hombre que no entiende. Por eso, siempre digo que es un bolero desafiante y no un bolero romántico en lo absoluto. Es romper con esa asociación. Hay un montón de cosas que me cuestan trabajo entender porque las veo tan básicas. Hay una necesidad de poder alarmante, de sentirse superior a los demás. También, sé que hay muchas mujeres que forman parte del patriarcado y eso me duele. Hay una falta de educación”, comentó al añadir la importancia de criar y educar con perspectiva de género para que las niñas y niños se sientan iguales y con las mismas oportunidades.
Lee aquí: Milena Pérez Joglar dirige a su hermana iLe en «Temes»
¿Crees que estamos en una emergencia nacional como reclaman grupos de mujeres ante la situación de violencia de género?
—Definitivamente, estamos en un estado de emergencia que hay que atender. Ya la situación política me da un poquito de asco como suelen manejar estas cosas, y me da mucho dolor. Pero eso no nos debería limitar querer salir a la calle a reaccionar y hablar sobres estas cosas. Si somos más, ahí es que creamos verdadero impacto, pero quedarnos en nuestras casas, en el sofá viendo televisión y criticando desde ahí, no vamos a lograr absolutamente nada.
De las medidas para limitar el derecho al aborto en Puerto Rico y más reciente en Alabama, donde se aprobó la ley más restrictiva, ¿qué piensas?
—Para mí es importante que el mensaje en realidad no es proaborto porque al final abortar es algo dañino. Es prodecisión, y eso es algo natural. Nadie se mete en las decisiones de los hombres. ¿Por qué hay una necesidad de meterse en las decisiones de nosotras como mujeres de lo que queramos hacer con nuestros cuerpos? Creo que es absurdo y, por eso, es importante que se lleve ese mensaje de prodecisión.
Lamentó que las mujeres puertorriqueñas enfrenten violencia institucional ante el silencio, la falta de protección legal y la escasa acción para atender el asunto de violencia machista en este país.
Su familia es su apoyo principal
Su madre Flor Joglar es actriz, mientras que su padre José Cabra es músico. Así que hablar de composiciones y música era algo cotidiano cuando vivía en la Calle 13 de Trujillo Alto, número que, luego, el mundo entero conoció por la agrupación musical de sus hermanos.
“Lo más que recuerdo era estar en el carro y que mi papá me preguntara quién estaba cantando. Casi siempre era alguien de salsa. Yo decía nombres a lo loco y eso me ponía a profundizar y a agudizar el oído para entender cuando era Ismael Rivera, Rubén Blades, la manera en que escribía Tite Curet Alonso”, recordó de esos días cuando apenas era una preadolescente.
Ile nunca pasa por alto el nombre de su abuela Flor Amelia de Gracia, quien fue la persona que le inculcó que no imitara a nadie para que encontrara su propia voz. De la fenecida maestra y compositora, heredó decir lo que siente y, en más de una ocasión, ir contra la corriente.
“En aquel momento, tocaba el piano y cantar era algo de pasatiempo. No le gustaba que imitara. Si me veía en ese relajo, se molestaba y me regañaba. Cuando crecí, lo entendí y aprecié cuando, finalmente, me encaminé a cantar. Ahí, valoré lo que me decía. Pero la admiro por muchas cosas porque era adelantada para su época. No se sometía a nada. Si algo no le gustaba, ella no se adentraba en lo absoluto, en sus relaciones o gustos, en lo que sea, y, a la vez, era bien apasionada”, rememoró con una sonrisa como si la estuviese imaginando.
Igualmente, hablar de su numerosa familia provoca el mismo gesto en su cara, porque, dijo, sus reuniones van desde momentos divertidos hasta instantes para intercambiar impresiones por los trabajos de cada uno.
“Mi familia es primordial. Es mi base, con quienes crezco constantemente. Hemos tenido la dinámica de darnos críticas constructivas, de entender lo que cada uno está haciendo, de decir sin miedo lo que pensamos y recibirlo. Es algo que puede ser duro desde afuera, pero para nosotros es natural y lo aprecio, porque el arte requiere de mucha honestidad para que se transmita la gente”, apuntó.
Esa honestidad de la que conversa es la que quiere compartir con sus seguidores el 17 de agosto en el concierto Contra todo, que se llevará a cabo en el patio interior del Museo de Arte de Puerto Rico, en Santurce.