“Que ni muerto ni las rosas del amor te sostengan,
general de la muerte, para ti la impiedad”.
-Julia de Burgos, Himno de sangre a Trujillo (1944)
Poeta. Mujer. Maestra. Desilusionada del amor.
Todos estos sustantivos vienen a la mente para describir a la escritora puertorriqueña más reconocida: Julia de Burgos.
Aunque todos son ciertos, tal vez caemos en el histórico error de simplificar las aportaciones de las grandes mujeres a roles femeninos. Julia escribió, enseñó, amó, sufrió… pero también incomodó al poder.
Y por su fuerte verbo denunciador, recibió consecuencias directas a su vida.
En las próximas líneas, conocerás a Julia como abierta opositora del dictador dominicano Trujillo y el respeto que la historia le reservó en el país hermano.
Julia, la opositora
“Que la sangre que heriste por los caminos reales
se levante y te siga.
La sangre campesina, descolorida sangre”.
-Julia de Burgos, Himno de sangre a Trujillo (1944)
Julia de Burgos no era una extraña en el arte denunciador.
Para Puerto Rico, escribió poemas contra la explotación obrera y el colonialismo como En el puente Martín Peña, Somos puños cerrados y Oración a Pedro Albizu Campos. También, escribió y pronunció el discurso La mujer ante el dolor de la Patria en el Ateneo Puertorriqueño como secretaria general del Frente Unido Femenino Pro Convención Constituyente de la República de Puerto Rico.
Su ideología era también universal, en una región caribeña y en un mundo literalmente en abierto conflicto (Segunda Guerra Mundial e inicio de la Guerra Fría). Sus creencias fueron consistentemente contra el fascismo creciente de la época y a favor de la unión caribeña. De ahí, nacen poemas como España no caerás y Ay ay ay de la grifa negra.
De hecho, es un tanto errónea, la percepción de Julia de Burgos como una poeta desafortunada, definida por su desdichado amor y temprana muerte.
En un análisis de sus Cartas a Consuelo, la autora Ivette López Jiménez escribe: “Las relaciones de pareja tienen un espacio pequeño en las cartas, no son un hilo conductor”. Añade además que nuestra poeta le escribía a su hermana, en su mayoría, sobre lo que ocurría en Puerto Rico, su deseo de continuar publicando y sobre los efectos de la Segunda Guerra Mundial.
La opositora antitrujillista
“General Rafael, Trujillo General,
que tu nombre sea un eco eterno de cadáveres”.
-Julia de Burgos, Himno de sangre a Trujillo (1944)
Julia de Burgos nunca visitó a República Dominicana por prohibición del gobierno del dictador Rafael Leónidas Trujillo, que gobernó desde 1930 hasta 1961.
Nuestra poeta se encontraba físicamente en uno de los epicentros de la oposición al dictador.
El amor de su vida y esposo, Juan Isidro Jiménez Grullón, era nieto de un expresidente dominicano y de familia burguesa. Con él, en 1939, Julia va a vivir a La Habana en la Calle Jovellar 107, donde se organizó el Partido Revolucionario Dominicano años después (1942).
El fundador de este partido opositor no fue nadie más que el escritor y futuro presidente, Juan Bosch, quien había llegado a La Habana como elegido para transcribir las obras del centenario de nuestro Eugenio María de Hostos. Este intelectual pasó a vivir en el mismo apartamento que Julia y Juan, con su respectiva pareja.
Pero Bosch ya conocía a Julia, quien no era solo “la esposa de” Jiménez Grullón. Más temprano ese mismo año, 1939, el poeta Luis Lloréns Torres caminaba en Santurce con el escritor invitado a una de sus famosas tertulias, Bosch, cuando le presentó a una poeta, de 24 años, que recién publicaba su primer libro: Julia de Burgos.
De los tres años que compartieron hogar, surgió un rumor machista que todavía perdura en algunos círculos políticos: que Julia había sido deseada por ambos opositores y que esta situación provocó la famosa ruptura que más tarde surgiría entre amigos.
La verdad histórica es que Jiménez Grullón fue el amor de la vida de nuestra poeta. Y que Bosch fue su colega escritor, quien la describió durante toda su vida como una de las mejores poetisas de América. No hay evidencia alguna, incluyendo en los testimonios de ambos hombres, que sustente esta alegación.
Debemos resaltar y denunciar la costumbre de reducir a una talentosa mujer a un ente provocador con poderes metafísicos que la responsabilizan de la conducta de los hombres.
También, observamos que en las entrevistas que otorgaron por separado a la escritora Chiqui Vicioso, ambos minimizan el lado político de Julia, alegando que era muy callada. Alaban su obra poética en contenido y forma, pero no aparecen percatarse del rebelde verbo que denunciaba su lápiz.
La opositora consciente
“Dictador de ese hermoso pueblo dominicano
masacrado en tus ansias y dormido en sus iras,
¿de qué llevas tu cetro? ¿De qué sol te alimentas?
De los hombres que muerden tu nombre cada día”.
-Julia de Burgos, Himno de sangre a Trujillo (1944)
¿La oposición de Julia a la dictadura dominicana tuvo que ver únicamente con su conocimiento mediante la relación amorosa que compartió con un líder opositor?
No. En 1942, Julia y Juan se divorcian; ella sale de la casa y el país hacia Nueva York. En la diáspora, se unió al periódico Pueblos Hispanos, que dirigía la pareja de poetas boricuas Juan Antonio Corretjer (autor de Boricua en la Luna) y Consuelo Lee Tapia. Allí, publicaría el poema contundente, fuerte y claro que aquí presentamos en fragmentos: Himno de sangre a Trujillo.
Por “atrevimientos” como éste, la poeta continuó enfrentando consecuencias.
Al ingresar a Estados Unidos, la aduana le quitó todos sus papeles, incluyendo sus poemas y pasaporte. Y al volverse a casar y trasladarse a Washington DC, fue expulsada de un trabajo público por una visita que le prestó el Federal Bureau of Investigations (FBI).
Recordemos que ya finalizada la Segunda Guerra Mundial, eran los inicios de la Guerra Fría y el pánico anticomunista. Según el FBI, Pueblos Hispanos era un brazo del Partido Nacionalista. Esta singularidad y sus poemas a favor de la excarcelación de Pedro Albizu Campos provocaron una “carpeta” con el nombre Julia de Burgos, que continuaría abierta hasta dos años después de su muerte en 1953.
El respeto dominicano a la carolinense
“Sombra para tu nombre, General.
Sombra para tu crimen, General.
Sombra para tu sombra”.
-Julia de Burgos, Himno de sangre a Trujillo (1944)
El pueblo dominicano ha honrado a nuestra poeta de varias maneras.
Pedro Mir, Poeta Nacional de República Dominicana, la declaró hija de su pueblo y le dedicó el poema A Julia sin lágrimas.
En 2014, Santo Domingo celebró el centenario de Julia, a la par con Puerto Rico y Cuba. Su coordinadora lo destacó “como una manera de reivindicar el exilio y la imposibilidad de visitarnos, dada su lucha contra la dictadura de Trujillo”.
La importancia de este evento se puede juzgar por las personalidades presentes en su sede, el Teatro Nacional. La oficialidad gubernamental y cultural fue representada por la Universidad Autónoma de Santo Domingo, el Ministro de Cultura, la Biblioteca Nacional y el nieto de Juan Bosch, Matías.
Además, el correo dominicano le dedicó un sello conmemorativo, con la aprobación del presidente Danilo Medina. También, se comisionó una escultura en la Zona Colonial, mirando al Mar Caribe.
Queremos dar a conocer y denunciar que este año, esta escultura fue vandalizada sin motivo conocido, a la vez que el nieto del dictador Trujillo anunció su intención de aspirar a la presidencia.
Te preguntamos, ¿conocías este aspecto de Julia de Burgos? En BoriFrases, no solo tenemos la misión de rescatar a puertorriqueñas históricas, sino también que se conozcan en toda su diversidad y complejidad.
¡Que viva la opositora, la caribeña Julia de Burgos!
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Referencias
Himno de sangre a Trujillo, Julia de Burgos, 26 de febrero de 1944, Pueblos Hispanos, p. 9 Julia de Burgos en Santo Domingo, Chiqui Vicioso, 2018, Editorial Patria
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