(Foto por Mari Blanca Robles)
Hace tres años, me fui de Puerto Rico con ganas de ver y comerme el mundo. Soñaba con hacer un impacto social, pero también tenía muchas preguntas, como ¿quién soy? y ¿quién quiero ser? En esta búsqueda de mí misma, me di muchos golpes, hice muchas loqueras y, en ocasiones, tomé decisiones muy impulsivas que, a lo largo, tendrían repercusiones que cambiarían mi vida para siempre.
En el proceso expandí mis alas y me mudé a Barcelona a estudiar un máster de Género y Comunicación en la Universidad de Barcelona. Muches me preguntaban “pero ¿y qué vas hacer con esos estudios?”. “¿Dónde puedes ejercer esa profesión?”
“Todavía no lo se, pero cuando las personas abran los ojos y comiencen a cuestionarse este sistema patriarcal, yo estaré lista para educar y comunicar. Mientras tanto, haré mi militancia desde los espacios que tenga”, siempre respondía.
Luego de tres años, no discuto tanto sobre esa pregunta, porque, cada vez más, el pueblo se da cuenta de la urgencia de una educación con perspectiva de género, una educación que la base sea el respeto y la equidad para desmantelar tradiciones y mitos machistas que nos persiguen hasta el día de nuestra muerte.
Las feministas en Puerto Rico han tomado la responsabilidad social de educar y denunciar las injusticias que vivimos día a día. La verdad es que están haciendo una labor increíble desde recopilar datos, informar, educar, protestar, comunicar, salvar vidas, entre otras, pero ¿y el gobierno? ¿Qué está haciendo por su gente? Si soy mujer, ¿mi vida vale menos? Si no soy heterosexual, ¿no cuento? ¿Qué pasa que, si me salgo del binomio de género, no existo? Nos sobran las razones para exigir el estado de emergencia ya porque nos están matando y el cambio no puede esperar.
El 28 de septiembre de 2020 fue un día lleno de muchas emociones para muchas. Justamente, a las 6:00 p.m., en el Viejo San Juan, bajo un aguacero intenso y, en medio de una pandemia, retomamos las calles exigiendo justicia por nuestras hermanas asesinadas y desaparecidas. También, gritamos reclamos por nuestros cuerpos libres, por una maternidad deseada y por el aborto libre, seguro y gratuito. Porque “en mi cuerpo, yo decido” y estamos cansadas de que sigan politizando nuestros ovarios.
Unas horas antes de la manifestación, salió la noticia de que Rosimar Rodríguez Gómez apareció muerta. Y me detengo aquí porque Rosimar Rodríguez Gómez fue asesinada y creo que es importante hacer esa aclaración. El lenguaje en las comunicaciones es muy poderoso y, para visibilizar la violencia de género que se vive en este país, las palabras y los datos son clave. En Puerto Rico, asesinan a una mujer cada siete días. Actualmente, llevamos más de 20 mujeres desaparecidas y todavía el gobierno no hace nada.
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La diferencia que encontré, luego de estos tres años fuera, es que Puerto Rico despertó. Aquí, se lucha por un cambio, se grita por las injusticias y se sienten las vibras de esperanza. Si el gobierno no quiere hacer nada…. No se preocupen porque hay más de 580,000 jóvenes inscritos a votar para botarles. Porque aquí en Puerto Rico ya no se come cuentos y el pueblo está bien puesto para el problema.
Hermana que me lees, no estás sola porque aquí está tu manada y no pararemos hasta encontrar justicia.
#LaPolicíaNoMeCuidaMeCuidanMisAmigas
#AbortoLibreParaNoMorir.
#NiUnaMenos