Religiosos y políticos conspiran contra los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres dominicanas

Ilustración por Kilia Llano

Nota de las editoras: Este reportaje es el tercero de una serie de tres historias sobre cómo el Gobierno “provida” (antiderechos) en República Dominicana cuida poco a las embarazadas, limita la educación sexual de sus adolescentes, tiene fallas en los servicios de planificación familiar y no
previene el abuso.

Otra vez, en la República Dominicana, se discute la posibilidad de aprobar un nuevo Código Penal en el que se nieguen los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. La discusión se ha extendido por unos 20 años. En esta ocasión, la diputada Soraya Suárez, del Partido Revolucionario Moderno (PRM), impulsa un proyecto de Código Penal, en el que además de mantenerse la prohibición del aborto en cualquier circunstancia, incluso si la vida de la mujer corre peligro, se proponen penas de hasta 20 años para la que interrumpa su embarazo. 

“Se sancionará con diez a veinte años de prisión mayor y multas de treinta a cuarenta salarios mínimos del sector público, a la mujer que se provoque un aborto o que consienta en hacer uso de las sustancias que con ese objeto se le indiquen o administren, o que consienta en someterse a los medios abortivos antes indicados, siempre que el aborto se haya efectuado. También será punible, conforme a esta ley, el suministro o uso de sustancias o medicamentos que provoquen aborto”, se establece en el documento.

Los sectores más conservadores de las iglesias Católica y evangélicas han mostrado su apoyo sistemático a que no se aprueben las tres causales que permitirían el aborto en caso de que la vida de la mujer corra peligro, el embarazo sea producto de violación o incesto o el feto sea incompatible con la vida. 

Pero los religiosos ya no se expresan solo desde sus templos. Están activos en los partidos y las instituciones gubernamentales, incluyendo el Palacio Nacional. La vicepresidenta de la República y aspirante a la presidencia, Raquel Peña, católica practicante, ha dicho de forma reiterada que es “provida”, término que en el país suelen utilizar las personas que están en contra de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. 

La política sigue así la línea de la Conferencia del Episcopado Dominicano, que agrupa a los obispos católicos del país. La institución se ha pronunciado en contra de las causales de forma sistemática durante los últimos años. 

Estas ideas antiderechos son compartidas por sus homólogos protestantes ultraconservadores. Dio Astacio, pastor evangélico conservador que se ha expresado en  distintos momentos tanto en contra de las causales, como de la promoción de los derechos de las diversidades sexuales que los conservadores llaman “la agenda LGTBQI” es una ficha clave del PRM. Dirigió la Oficina de Enlace del Poder Ejecutivo con la Comunidad Cristiana y actualmente es alcalde de Santo Domingo Este, el municipio más grande del país. 

Esta idea de que se quiere impulsar la “agenda LGTBQI” es uno de los grandes obstáculos para que se imparta la educación sexual con enfoque de derechos en las escuelas públicas del país y para que se impulsen los derechos sexuales de las mujeres y las disidencias sexuales. 

Educación sexual y conservadurismo 

Los sectores más conservadores de la Iglesia Católica hacen énfasis en la necesidad de hablar de castidad como eje principal de la educación sexual en las escuelas. 

“Educar sexualmente implica hablar de castidad y de la dignidad integral de la persona. La educación sexual es una parte fundamental de la vida y debe impartirse en la escuela, en el hogar y en la Iglesia”, explicó Monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio en su columna “Un momento”, publicada el 4 de septiembre de 2024 en el Listín Diario.

La castidad, punto fundamental en la doctrina católica, no es un enfoque científico ni basado en derechos, explica la socióloga Virtudes de la Rosa, al señalar que las iglesias quieren imponer su posición.

Religión y política

De los 20 puestos del Consejo Nacional de Educación, que tiene entre sus funciones “definir las políticas generales de la educación nacional en su nivel de incumbencia, para las instituciones públicas y privadas, los organismos y los programas del sector educativo de carácter normativo”, la iglesia Católica ocupa dos. 

Según el Ministerio de Administración Pública pertenecen a este consejo un representante de la Conferencia del Episcopado y otro de los Colegios Privados Católicos. 

Católicos y evangélicos le han tumbado el pulso al Ministerio de Educación varias veces, como en 2022, cuando lograron que no se aprobara una ordenanza que buscaba promover una política de igualdad de género en las escuelas. Los obispos calificaron de “nociva” la ordenanza en 2022. Esta iniciativa buscaba implementar una educación no sexista y promover la igualdad en el país. 

Agendas evangélicas transnacionales

Para el sector progresista de las iglesias protestantes y evangélicas tradicionales del país, tanto la oposición a las causales como a la educación sexual basada en la evidencia científica significan un retroceso. 

La reverenda Bethania Figueroa, de la Iglesia Evangélica Dominicana, explica que los protestantes tradicionales en el país y en el mundo, históricamente han apoyado la educación sexual, la planificar familiar y las causales (algunos todas y otros, la que se refiere a preservar la vida y la salud de la madre). 

“Con el crecimiento del fundamentalismo, las iglesias han ido adoptando esas posiciones tan extremas. Provengo de una iglesia y de una generación que siempre ha estado a favor de la educación sexual y de los derechos sexuales y reproductivos. El reverendo Alejandro Figueroa, que fue mi papá, fue uno de los fundadores de PROFAMILIA. La iglesia evangélica siempre ha sufrido muchos ataques por la posición (de avanzada) que ha tenido sobre la sexualidad humana. Ahora, eso cambió, se han apegado (una parte de ellos) a la narrativa de las iglesias más conservadoras y fundamentalistas, pero no al extremo de no creer en la planificación, se cree en la planificación familiar”, aclara la reverenda Figueroa. 

Los cambios y el aumento del fundamentalismo están relacionados con las iglesias estadounidenses, ya que estas influyen significativamente en las de América Latina y el Caribe, pues se mantienen en contacto, explica el teólogo protestante Natanael Disla. 

La Iglesia Evangélica Dominicana, presente en el país desde el siglo XIX, a la que pertenece la reverenda Figueroa, está integrada en la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas y el Consejo Metodista Mundial. Ha tenido influencias tanto de Estados Unidos como de Inglaterra. Pero, debido a la cercanía y a relaciones históricas suele haber más intercambios con instituciones estadounidenses. 

La Iglesia De Dios Evangélica ,Inc – RD, es parte del Concilio Internacional Iglesia De Dios Evangélica, Inc, que cuenta con templos y otras instituciones en Puerto Rico y en los Estados Unidos. Este concilio retoma elementos conservadores no presentes en otras iglesias evangélicas, como el uso obligatorio del velo en las mujeres cuando asisten al templo. De acuerdo con su página fue creada en 1987.

Mientras que la Iglesia de las Asambleas de Dios, fundada en la República Dominicana en 1942, es parte del Concilio General de Las Asambleas de Dios en Springfield, Missouri, Estados Unidos, se explica en su página. Pastores de esta Iglesia han sido muy activos en el rechazo a las causales. 

Syra Taveras, del Centro de Investigación para la Acción Femenina, explica que las iglesias evangélicas no solo influyen desde la élite, sino también desde la base de la sociedad donde se expanden discursos radicalizados. 

Es frecuente que profesoras y profesores de escuelas públicas que han recibido formación en derechos humanos y derechos sexuales y reproductivos se conviertan a alguna iglesia evangélica pentecostal radicalizada, y cambien su visión sobre el tema. Pasan de enseñar los derechos sexuales a promover una educación moldeada por las ideas religiosas, cuentan promotoras de salud y defensoras de derechos sexuales de Santo Domingo y el Suroeste. 

De acuerdo con el último informe del Latinobarómetro, los dominicanos que se declaran evangélicos pasaron del 18% al 28% entre 2010 y 2024. En tanto que los católicos pasaron del 65% al 43%. Sin embargo, la iglesia Católica sigue siendo una de las instituciones que inspira mayor confianza.

Aunque el catolicismo disminuye a nivel general, en las parroquias, grupos conservadores, como el movimiento Neocatecumenal, que se opone radicalmente al uso de anticonceptivos, se fortalecen.

Este reportaje fue realizado con el apoyo de la International Women’s Media Foundation (IWMF) como parte de su iniciativa de Derechos Reproductivos, Salud y Justicia en las Américas.