(Foto de archivo de Ana María Abruña Reyes)
No han sido pocas las ocasiones en que hombres y mujeres en los medios de comunicación masiva indagan sobre el paradero de las feministas, como si se tratara de una búsqueda de personas desaparecidas.
“Y, ¿dónde están las feministas?”, se cuestionan politólogos, relacionistas públicas, periodistas y foristas en las redes sociales cibernéticas.
Es una pregunta que no es inocente, mucho menos solidaria. Más bien, opera como el pie forzado para recrear una ‘cacería de brujas’ que aspira a desacreditar el trabajo que por años han realizado las organizaciones feministas en Puerto Rico y personas que creen en la igualdad de género y la promueven en su día a día.
Se les exige a los grupos feministas fiscalizar la totalidad de los problemas sociales como prerrequisito para recibir validación de su trabajo, como si el feminismo fuera un movimiento homogéneo, de gente siempre disponible para actuar ante cada ataque machista que sale a la luz de los medios de comunicación. El feminismo se lucha de manera colectiva, pero también convive con las luchas individuales de quienes hacen lo que entienden que tienen que hacer a la vez que procuran su propia supervivencia en un sistema que oprime por todas partes.
Con el fin de continuar dando visibilidad al trabajo político de organizaciones feministas en Puerto Rico, Todas conversó con integrantes de grupos que, desde diversos acercamientos y estrategias, aportan a la educación y luchas en contra de la violencia machista. Así, que ¿dónde están las feministas?
Sacando a la calle el feminismo negro e interseccional
Uno de los grupos de mayor combatividad es la Colectiva Feminista en Construcción. Por los pasados cinco años, ha organizado eventos y proyectos que destacan la necesidad de integrar un acercamiento interseccional a las luchas de las mujeres.
De acuerdo con una de sus integrantes, Shariana Ferrer Núñez, el grupo para el cual colabora hace trabajo político desde un feminismo negro e interseccional.
“En nuestra práctica y narrativa se ha logrado que organizaciones y sectores de la izquierda en Puerto Rico, como organizaciones socialistas, independentistas y sindicales, sepan que tienen que atender temas de violencia de género. A los movimientos feministas, hemos influenciado en que se debe trabajar temas de clase y raza”, comentó Ferrer Núñez al describir la influencia de la Colectiva en el debate público y trabajo político en Puerto Rico.
Precisamente, la Colectiva Feminista en Construcción fue el grupo que convocó al paro de mujeres del 8 de marzo de 2017. Además, impulsó la asamblea feminista en junio de ese mismo año.
“La Colectiva ha logrado ‘jamaquear’ una práctica feminista que no se había visto hace décadas. Me parece que la relevancia de una organización como la nuestra es que llevó el feminismo a la calle”, añadió Ferrer Núñez.
El activismo en espacios públicos promovido desde esta organización se vio pocos días después del azote del huracán María en Puerto Rico. Mientras el discurso gestado desde el oficialismo instaba a la unidad y la desmovilización política, integrantes de la Colectiva Feminista en Construcción organizaron la primera manifestación en contra de las decisiones y formas en que los gobiernos de Puerto Rico y Estados Unidos manejaban la crisis social y la distribución de suministros. Nueve días después del paso del ciclón, mujeres y personas aliadas se movilizaron a los predios del Centro de Convenciones de Puerto Rico, lugar que por varias semanas sirvió como el centro de operaciones del gobierno estatal.
“Después del paso del huracán María, fuimos la primera organización política que habla abiertamente de que el desastre no era natural, que parte del desastre del país venía como consecuencia de decisiones de política pública que han empobrecido al país. Sabíamos que con el desastre iba de la mano la malversación de fondos y la corrupción que surge cuando llegan eventos catastróficos”, explicó Ferrer Núñez.
Además de la movilización en las calles, la Colectiva Feminista también organiza talleres y campamentos de formación política.
Evitando que se impongan limitaciones al derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos
Desde hace décadas, ha existido un movimiento en defensa del derecho al aborto y de ampliar su acceso en Puerto Rico. Pero, la presentación en mayo del Proyecto del Senado 950, de la autoría de la senadora Nayda Venegas, para imponer nuevas regulaciones a ese derecho, activó una respuesta contundente organizada bajo la Campaña Aborto Libre Puerto Rico.
El esfuerzo, que incluyó amplia asistencia a la vista pública realizada, conferencias de prensa, piquetes, cineforos, comunicación por redes sociales y uso de espacios públicos, consiguió que la medida se engavetera en la sesión legislativa que recién culminó.
Junto con esa victoria, el alcance de la movilización que integran una diversidad de personas y organizaciones ha elevado la discusión del tema del aborto como una cuestión de derechos humanos, reconoció la portavoz de la campaña y trabajadora social Karla Ferrer Arévalo.
“El propósito de la campaña, principalmente, es educativo, y buscamos llegar a unos sectores de la población que no necesariamente tienen acceso a la información sobre el aborto porque no necesariamente se han enfrentado con las circunstancias de tener que abortar”, señaló Ferrer Arévalo en entrevista con Todas.
Ahora, organizaciones que antes no incluían el tema en su agenda convocan a eventos de educación y discusión; mujeres que se habían realizado abortos están contado sus historias y combatiendo el estigma de la criminalización. Además, “se sienten valoradas, se sienten validadas y han podido saber que no están solas”.
“Estamos trabajando con manejar todo lo que tiene que ver con el sistema de valores cultural con respecto al aborto, con mitos, con prejuicios, con estigmas que hacen que piensen que es inmoral y que debe ser castigado, sobre todo, las personas que tienen una formación sostenida en ideología religiosa”, destacó la también educadora en sexualidad y doula de aborto.
“Nosotras hemos dejado bien claro que nadie puede obligar a nadie a abortar como nadie puede obligar a nadie a llevar un embarazo no deseado a término. El aborto es un derecho, es una opción; una decisión personal para la cual no se debe ni cuestionar la razón”, sostuvo.
La Campaña Aborto Libre Puerto Rico continúa. El colectivo sostiene que el Proyecto del Senado 950 debe ser definitivamente eliminado, pues ya en Puerto Rico existen múltiples barreras de acceso al aborto. “La legalidad no es suficiente”, insitió Ferrer Arévalo, pues la mayoría de las clínicas se concentran en el área metropolitana y el aborto no está cubierto por el estado.
Además, se expresó deseosa de que la discusión resulte en un proyecto de educación sexual formal en las escuelas públicas.
Promoviendo el bienestar general de las comunidades
Taller Salud se estableció en el pueblo de Loíza como una organización feminista comunitaria dedicada a promover los derechos sexuales y reproductivos, la calidad de vida y el bienestar de la comunidad.
Fue fundada en 1979 como un colectivo de mujeres y pasó a ser una organización sin fines de lucro en 1989 y, como parte de su trayectoria, incluye las primeras intervenciones de VIH y cáncer de mama con mujeres, así como su participación en la redacción de la Ley de Violencia Doméstica de Puerto Rico.
Sus proyectos y programas incluyen a niñas y niños, jóvenes, hombres y mujeres.
“A través de los servicios que provee Taller Salud, hemos trabajado un programa que se llama ‘Tu Paz Cuenta’, donde se le da apoyo a mujeres residentes de Loíza que han sido afectadas por la violencia doméstica, la violencia sexual o el acecho. Tenemos dos componentes principales. Se trabaja con lo que es un círculo y encuentro de mujeres y dentro de eso, hay un apoyo psicológico individual”, expuso la loiceña Judith Edwards, coordinadora de las promotoras de salud de Taller Salud.
“También trabajamos con educación profesional y comunitaria. Fortalecemos las capacidades y potenciamos las mujeres para que ellas puedan salir hacia adelante y puedan descubrir la importancia que ellas tienen en sus comunidades y sobre todo en sus hogares”.
El trabajo que realiza es evidente para la gente de la zona y es la respuesta a preguntas hechas de algún foro en los medios de comunicación como “¿dónde están las feministas?”, según destacó la coordinadora del Programa de Atención a Mujeres, Violencia Doméstica, Violencia Sexual, Lourdes Inoa Monegro.
“Si tú tienes un foro público y haces esta denuncia, no pretendas que la gente crea que lo que tú tienes como un problema, es un problema para los demás. Para nosotras ahora mismo no es un problema, porque si tú le preguntas a las demás, te van a decir: ‘Ah, bueno si las feministas son las mujeres de Taller Salud, pues a las de Taller Salud yo las he visto aquí día y noche’. Y estamos aquí”, comentó.
“También pienso que es una discusión un poco estéril en el plano de los medios porque primero, viene de un lugar, de una intención nebulosa. Segundo, ¿dónde está el call-in? ¿Dónde está el llamado? El llamado es a que otro u otra hagan, pero yo no hago. Lo otro es pretender ocupar el espacio público con un debate estéril porque es un debate que nunca vamos a ganar o perder, ni nos interesa ganarlo o perderlo”, subrayó.
Este año, Taller Salud fue una de las siete organizaciones sin fines de lucro reconocidas en la Edición Especial del Premio Tina Hills de la Fundación Ángel Ramos por su liderazgo en la respuesta en sus comunidades tras el paso del huracán María.
*La periodista Cristina del Mar Quiles colaboró en este reportaje.