Ada Colau jamás pensó que se convertiría en la primera alcaldesa de Barcelona (2015-2023). Ni siquiera tenía aspiraciones político partidistas. Su compromiso era con el activismo social por el derecho a la vivienda digna en la Plataforma Afectados por la Hipoteca (PAH), que surgió en 2009 tras la crisis inmobiliaria global. También con el Movimiento 15-M o movimiento de los indignados, que reclamaban una “democracia real” frente al bipartidismo del Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
Sin embargo, un desafío del gobierno del PP cambió las cosas: pidieron a los que protestaban que dejaran de estar en las calles y se presentaran a las elecciones. Y así surgió Barcelona en Comú, el partido político con el que Colau ganó la alcaldía de Barcelona en 2015. No solo fue la primera mujer en la alcaldía de la capital de Cataluña, también fue la primera con trasfondo activista y que venía de una familia fuera de las élites españolas.
“Lo que hicimos no fue una coalición tradicional, sino una plataforma municipalista que decidió poner en el centro los objetivos de ciudad. Podemos ser muy diversos, tener opiniones diferentes sobre varios temas, pero tenemos claro qué modelo de ciudad queremos”, explicó la activista en la charla magistral “Gobierno y participación ciudadana: municipalismo, género y vivienda” realizada en Espacios Abiertos en Río Piedras. La exalcaldesa vino a Puerto Rico invitada por Proyecto 85, una organización sin fines de lucro que busca mayor participación de las mujeres en la política.
El modelo de ciudad que querían se basaba en mejorar el acceso a la vivienda, en la regulación del turismo, en la lucha contra el cambio climático para tener una ciudad “más verde y saludable” y en que Barcelona fuera “feminista y orgullosamente diversa”. Así que Colau se puso manos a la obra para revolucionar la forma de hacer política en España.
“Al llegar al poder, inmediatamente creamos una concejalía de feminismos que no se había hecho nunca”, dijo Colau a preguntas de Todas sobre cómo ser feminista desde el poder gubernamental. Esta concejalía tenía presupuesto para impulsar políticas de género, como más recursos para víctimas de violencia machista, crear una unidad contra la trata, dar ayudas a familias monoparentales o formar a mujeres en situaciones vulnerables. “Llevamos la mirada feminista a todo el ayuntamiento”, sostuvo la política, tras destacar las principales medidas de su gestión.
Superilla Barcelona: un modelo para una ciudad “más democrática y saludable”
Una de las medidas que implementó fue el modelo Superilla Barcelona, que buscaba aplicar la mirada feminista al modelo urbano. Superilla hace referencia a las manzanas o cuadras de la ciudad, que ahora serían “supermanzanas” con mayor espacio público “de calidad” para la gente. Con este modelo, se redujeron los estacionamientos y autos en la ciudad para dar cabida a más carriles de bicicleta y espacios verdes. También se bajó el precio del transporte público para transformar la movilidad dentro de la ciudad.
“Esto despertó unas pasiones contrarias de algunos intereses económicos que se escandalizaron de que pudiéramos promover esta vida gratuita en la calle”, dijo Colau sobre algunas críticas al modelo. Sin embargo, resaltó que, en términos económicos, “resulta que al comercio local le ha ido mucho mejor. A la economía real de la ciudad le ha ido bien”.
La lucha contra Airbnb y la gentrificación
La activista explicó que, luego de las mejoras urbanísticas, uno de los efectos puede ser la gentrificación o desplazamiento de habitantes pobres de un área particular. Por eso, tomó medidas para regular y limitar los alojamientos turísticos en zonas urbanas. Suspendió nuevas licencias de alojamientos turísticos, limitó la construcción de nuevos hoteles en zonas céntricas y también cerró miles de apartamentos turísticos ilegales para convertirlos en residencias.
“Es una apuesta de modelo económico, pero también es ordenar una cosa que estaba fuera de control. Hicimos esa modificación. Cerramos miles de apartamentos turísticos ilegales. Nos enfrentamos a Airbnb, que no lo había hecho nadie. Al principio no pensaron que fuéramos en serio. Les pusimos sanciones de más de medio millón de euros, entonces vieron que íbamos en serio”, dijo Colau sobre el “escándalo” que generó la regulación turística.
La activista enfatizó que no está en contra del turismo, solo que no considera que deba ser la principal actividad económica de la ciudad, pues sería depender de capital extranjero. Por el contrario, “necesitamos una economía diversificada, que apueste por la universidad, el conocimiento, la tecnología, la cultura y la educación”.
Por otro lado, como parte de su lucha contra la gentrificación, Colau indicó que aprobaron una norma urbanística para que el ayuntamiento tenga prioridad en cualquier compraventa que se haga en la ciudad. Esto les permitió conocer cómo se mueve el mercado inmobiliario y adquirir propiedades en lugares céntricos antes que cualquier otro comprador para convertirlos en vivienda pública. También les permitió regular y corresponsabilizar al sector privado con “la norma del 30%”, en la que todo nuevo edificio de vivienda privada debe destinar ese porcentaje a la venta de propiedades a precio protegido.
Otras medidas incluyeron la cogestión de espacios públicos –adquiridos por el ayuntamiento y administrado por organizaciones cooperativistas, por ejemplo– y la creación de una organización municipal para negociar los desalojos de personas de escasos recursos.
“Somos contra tendencia”: aumentaron los servicios públicos
En cuanto a los servicios públicos, Colau destacó que decidieron incluir el ayuntamiento en aspectos en los que no tenía injerencia, como la producción energética o los servicios de salud.
En ese sentido, se creó la empresa pública Barcelona Energía para competir en la producción energética con el sector privado, al cual criticó por llevar la falsa idea de que un servicio privado es “mejor”. Aseguró que la producción energética “es 100% verde” y, como la empresa no busca el lucro, redujeron las tarifas para el ayuntamiento y los ciudadanos.
Además, ampliaron los servicios sociales con un dentista municipal y un psicólogo municipal que atendieran las necesidades que el Estado no podía.
Un posible ejemplo para Puerto Rico
Colau estuvo acompañada en esta charla magistral por varias representantes de la Escuela de Planificación de la Universidad de Puerto Rico y activistas de entidades sin fines de lucro del país, como la fundadora y directora ejecutiva de Ayuda Legal, Ariadna Godreau, quien sostuvo que el problema de los alquileres a corto plazo también es un asunto que se tendrá que atender localmente.
Además de pronunciarse en contra del genocidio en la franja de Gaza, Colau cerró su charla con un mensaje contundente anticolonial: la necesidad de que España se disculpe con sus antiguas colonias y desarrolle políticas de justicia de reparación. “Hay que pedir disculpas aquí en Puerto Rico. España hizo muchísimo daño en el pasado. Hay muchísimo que revisar”, puntualizó.